Charo López: "Celestina ama el amor, el sexo, su trabajo y la libertad"
La Celestina revive hoy en la piel de Charo López, junto a dos de los miembros de la compañía Ron Lalá: Yayo Cáceres (dirección) y Álvaro Tato (dramaturgia). Ojos de agua, obra que llega mañana a Peal de Becerro, reescribe el pasado y el futuro de un mito inmortal y evoca los más inolvidables pasajes de la obra de Fernando de Rojas. Un monólogo sobre el tiempo gozado y perdido, el sexo como placer y arma, la belleza como regalo y condena, la alegría de vivir a pesar de todo. Celestina lleva en sus ojos el precio de la belleza perdida, la independencia a dentelladas, la inteligencia oculta. Gota a gota, lágrimas de risa y emoción en los Ojos de agua de Charo López, que da vida y voz a uno de los más contradictorios, frescos, hondos y vitales personajes de la literatura universal.

—¿Cómo arrancó esta aventura de encarnar a La Celestina y en qué características del personaje se fijan para esta versión?
—Fue un encuentro muy satisfactorio con Ron Lalá, en el que nos propusimos un proyecto conjunto y, tras varias conversaciones, Álvaro Tato se puso manos a la obra. En esta Celestina no hay una característica particular en la que se pone el acento, si no un personaje construido de pies a cabeza, que tiene algunas particularidades muy singulares como el amor a la vida, al sexo, a la libertad, a su trabajo y a la independencia. Es un personaje dramáticamente muy rico que solo entra a veces en el mundo de Rojas. Es un papel extraordinariamente poderoso.
—¿Le fue muy difícil meterse en la piel de La Celestina?
—Sí, no ha sido fácil ya que hablamos en un castellano antiguo, que no es latín, ni tampoco nuestro castellano, pero en cualquier caso es una experiencia maravillosa.
—¿Cómo ha sido la acogida del público de la obra en el tiempo que llevan de gira? ¿Cómo sale el público de la sala?
—Muy contenta. Cada sitio y día es diferente, hasta cada hora. Hay cientos de circunstancias que modifican el talante del público, pero, hasta ahora, la reacción siempre ha sido óptima.
—La música es esencial.
—Siempre, en todos los montajes de Ron Lalá, tiene un carácter casi protagónico. Y aquí también ocurre. La música está compuesta por Yayo Cáceres y los responsables de que suene son Antonio Trapote y Fran García, que además introduce el monólogo y canta.
—En su trayectoria ha hecho muchísima televisión, aún más cine y también bastante teatro. ¿Con qué escenario se queda?
—Me es indiferente. Lo que me gusta es que haya un gran texto, un buen director y excelentes compañeros. El medio no me preocupa; la televisión tiene mucho encanto y yo he tenido allí mucha suerte, pero también en cine y teatro.
—¿Qué proyectos tiene por delante para los próximos meses?
—Hay muchos, pero mientras que estoy con una función no se me ocurre hablar de nada más. Ahora estoy sumergida en Ojos de agua.
—Ojos de agua habla de la efímera belleza y el paso del tiempo, cuestiones que, para muchos actores, suponen perder oportunidades y papeles. ¿Cree que es así?
—No, también hay muy pocas oportunidades para los actores jóvenes, que no conocen el oficio. Mi edad es un momento óptimo porque todo el mundo sabe que cuentas con trayectoria y ganas. Los actores mayores continúan trabajando porque en el teatro y en el cine siempre hay padres y tíos.