Centrada en Andalucía

No se trata en realidad de una marcha atrás literal, porque nunca dio el paso al frente. Desde un principio, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, sostuvo por activa y por pasiva que su prioridad es y sería Andalucía, una postura que, desde luego, no fue obstáculo para que desde mil y un foros la animaran a presentarse para liderar el PSOE. El todavía secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, subrayó en este sentido la “coherencia”, en la misma línea que la mayoría de quienes aplauden su decisión. Así, escasas unas horas después de conocerse su inesperada decisión de no entrar en la pugna, los ocho secretarios provinciales del PSOE-A hicieron piña para subrayar que, precisamente, ha cumplido su palabra de dedicarse al cien por cien a trabajar por su región. Frases como “lección de prestigio a la política”, “referente para los ciudadanos” “sensatez, lealtad y compromiso consigo misma” arroparon a la presidenta en su postura en una jornada cargada de reacciones, como no podía ser de otra manera. Está claro que la renovación es necesaria y el consenso, cuanto más amplio mejor, primordial para que el relevo llegue a buen puerto y el partido salga, tal y como se espera, reforzado de esta crisis. La quiniela, pues, sigue abierta en el escenario nacional, después de que las aguas en Andalucía se hayan quedado finalmente en su cauce. A nadie escapa que el proceso que se abre en el socialismo es de capital importancia y el apoyo “desde la columna vertebral del partido”, como señala la propia Díaz, será determinante en el buen desarrollo del proceso de cambio de liderazgo, tan necesario de acometer como de que no se cierre en falso.

    10 jun 2014 / 22:00 H.