Cemento y sociedad
ANTONIO JIMÉNEZ MONZÓN desde CAMBIL. Al capitalista lo que le interesa es sacar el máximo de provecho al obrero. Para que este trabaje tres días para él y otros tres para el capitalista. Con sus patrañas lo consigue, aumentando las horas de la jornada. Cosa que el obrero accede por necesidad de su falsa economía al no estar valorado el trabajo en justicia para que una familia de cuatro a cinco hijos -relativamente normal- pueda cubrir sus necesidades primarias.
Que el capitalista, falto de humanidad, le importa poco la vida de este o que muera por ello “prematuramente” por verse obligado a un esfuerzo fuera de lo normal a lo largo de su vida para poder cubrir necesidades. Todas estas razones son las causantes de la creación de las ¡horas extras y los destajos! Y contratar con todas las consecuencias que conlleva para ahorrar el máximo que conduce a tantas sin razones. Hay estudios técnicos que se sabe que el cemento tarda más de cuarenta años fraguando o endureciéndose, y se están dando casos de que antes de los treinta años ha habido derrumbes de casas “cosa incomprensible” y en casos de destajos por su acelerada forma y no observar los mínimos plazos de endurecimiento o fraguado por la carga de distintas plantas. Es que vivimos en la sociedad del acelerado sistema de desarrollo sin un mínimo de humanidad y de solidaridad y conciencia en este mundo infiel con la justicia.