Celeridad en el reparto de ayuda para paliar el drama en Haití
Lo primordial después de una catástrofe natural de la magnitud de la sufrida por Haití es socorrer a los supervivientes cuanto antes mejor e intentar por todos los medios rescatar a los que aún puedan quedar con vida.
El tiempo juega en contra y cada segundo es más que vital. Por eso resulta fundamental, no sólo que los países respondan con celeridad a la hora de enviar ayuda humanitaria, sino que se distribuya con eficacia y las máximas garantías, porque cualquier retraso en este tipo de asuntos agrava aún más la ya dramática situación de los supervivientes. De nada sirve un despliegue de medios humanos y materiales impresionante, como de hecho se está produciendo, si los alimentos, mantas o medicinas no llegan a tiempo a su destino.
El caos es el peor enemigo de los que haitianos que tienen la suerte de poder contarlo, tanto de los que han resultado ilesos, como de los que sufren heridas de todo tipo en unas condiciones inhumanas, con los servicios sanitarios prácticamente inexistentes por la destrucción de los centros hospitalarios en el seísmo. Desde Jaén se ha despertado de manera inmediata la solidaridad que caracteriza a los jiennenses y se han puesto en marcha campañas para recoger fondos desde diversas instancias. Quien quiera hacer su pequeña o gran aportación tiene diferentes opciones a través de las que canalizar su ayuda, en unos momentos en los que cualquier apoyo es fundamental para una isla de por sí mísera y dejada de la mano de Dios. La naturaleza se ha cebado con una fuerza infinitamente superior a la de la propia bomba de Hiroshima, lo que da una idea de la catástrofe humanitaria que se tiene que vivir en estos momentos en un país que, por su clima, podría ser el paraíso. Pero hoy es el infierno y de la celeridad en organizar la ayuda internacional dependerá que no se incremente aún más el daño ya sufrido.