Cautivo y Amargura deslumbran

Son dos de las procesiones más esperadas por los vecinos de Martos. Su belleza y elegancia a la hora de realizar su estación de penitencia consiguió llegar hasta el corazón de todo apasionado de la Semana Santa.

02 abr 2015 / 15:13 H.

El pasado Martes Santo, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo de la Túnica Blanca y María Santísima de la Trinidad en su Mayor Dolor y Desamparo, hizo su salida desde el Monasterio de las Trinitarias alrededor de las ocho y media de la tarde. Dos años atrás, el paso se quedó dentro del templo debido a la lluvia, mientras que el pasado salió pero tuvo que acelerar el paso por la amenaza de precipitaciones. En esta ocasión, el sol relució en su máximo esplendor, no había ni una nube en el cielo y las temperaturas favorecieron una calurosa noche de primavera.
“El Cautivo” decidió, entonces, tomarse con calma y serenidad su estación de penitencia a través de las calles de Martos para poder recrearse lo que no ha podido durante dos años. Cientos de devotos se agolparon para apreciar la espectacular salida de uno de los pasos más apreciados y respetados de la ciudad de la peña. Los nazarenos, vestidos de blanco, alumbraron el paso del trono, decorado con claveles rojos. Una estampa que reflejó la belleza y elegancia de la cofradía. Tras el Cristo, alrededor de las nueve de la noche, realizó su salida María Santísima de la Trinidad, con el desconsuelo reflejado en el rostro. El contraste que realizaba el trono plateado y su manto azul celeste deslumbró a los vecinos que la vieron desfilar por el casco antiguo.
Sobre las once y media de la noche se realizó el famoso encuentro de ambas imágenes en la Fuente Nueva. Una tradición que se ha convertido en un símbolo de esta cofradía. La plaza, llena de vecinos, fue testigo del encuentro entre Jesús Cautivo y su Madre. Los tronos, uno frente al otro, bailaron al son de las marchas de la agrupación musical Nuestro Padre Jesús de la Vera Cruz, de Palma del Río, mientras la muchedumbre aplaudía esta demostración. Sobre las dos de la madrugada, El Cautivo regresó a su templo acompañado de su Trinidad, tras haber recorrido con paciencia y templanza las calles de su querido Martos.
El Miércoles Santo tuvo dos claros protagonistas. La Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Oración de Jesús en el Huerto y María Santísima de la Amargura, que realizaron su salida desde la Parroquia de San Amador bajo un cielo claro. La noche se perfilaba radiante para acoger este desfile que es uno de los más conocidos en el municipio marteño. La Agrupación Musical de El Carpio acompañó el paso del Cristo que lucía radiante con las ramas de olivo tras él. El palio de la Amargura, que como cada año, debe ser sacado de rodillas de su templo, fue acompañado por la Banda de Música Municipal de Lopera. El rostro de esta talla, iluminado por decenas de cirios, mostró el abatimiento y pesar por la penitencia de su hijo. Uno de los momentos más emotivos fue la llegada del paso al convento de las Trinitarias, en el que, como cada año, el trono fue girado por sus costaleros para que Cristo quede de frente a las puertas del monasterio. Otro de los puntos de más belleza de este desfile fue la llegada de la Hermandad a su parroquia. Los nazarenos, ataviados con túnicas negras dejaron paso al encuentro de Cristo con su Madre en la plazoleta de San Amador. Allí, fueron mecidos al son de la banda.