'Catalunya t’estimo'

Ea!, '¡ná!'. Pues eso, que Catalunya dice que nos deja, que se lo está pensando, pero que nos vayamos haciendo a la idea, porque es algo que viene barruntando desde atrás, que nuestra relación no funciona, que son ya muchos años de matrimonio y aunque nosotros le digamos que la van a echar de la comunidad, ella nos dice que pagando las cuotas del bloque, con el tiempo no habrá pega.

    15 nov 2012 / 19:20 H.

    Y luego viene cuando ella nos echa en cara lo de que se casó medio forzada y los demás trapos sucios: que se ha sentido utilizada, que no nos entendemos, que pareciera que hablamos idiomas distintos, e incluso cuando la discusión sube de tono, nos suelta lo de los malos tratos morales y hasta físicos que según ella le hemos llegado a infligir y yo que sé, el caso es que tiempo atrás cuando ella trataba de dejarnos y con unas copas de orujo en el cuerpo sufríamos nuestros ataques de frustración imperial, en ocasiones perdíamos el sentido y los papeles y las formas. Vaya usted a saber. Y ella, afirma tajante que ha aguantado tela marinera por sacar la familia adelante, pero que llega un momento en que no compensa y además que ha hecho cuentas y que le va a ir mejor sola. Y la cosa nos preocupa, mucho, porque claro, luego está lo de los niños, que Valencia y Baleares son mayores ya, y lo mismo eligen la custodia compartida o se nos largan en el primer mosqueo a la casa de su madre, diciendo que no nos soportan y que les haga un huequito. Y cuidado que no se nos vayan más familiares descontentos, y nos quedemos más solos que la una. Y ahí estamos, en un sin vivir, telefoneándola en la soledad de la noche sin atrevernos a articular palabra, y llorando día y noche sintiéndonos incomprendidos. Menuda puñalada por la espalda, con lo que nosotros hemos hecho por ella, que la recogimos siendo una mocita ingenua, y que a nuestra vera ha aprendido todo lo que sabe, y que si está ahora como está habrá sido en parte por nuestro sudor, que sustento y cama no le ha faltao y algún caprichito que otro le hemos costeao pa ponerla contenta. Y que no, amor seguramente no hay ya, pero hay esa complicidad callada de los matrimonios mayores, y si no hay más comunicación es porque ella no quiere, que nosotros más de una sardana nos marcaríamos si no le doliera siempre la cabeza. Y en fin, esto no tiene fácil solución, y a lo mejor resulta que estamos más agustico cada uno en su casa; pero por el tiempo que hemos pasado juntos y por los buenos momentos que también los ha habido, igual estaría bien regalarle de improviso un ramo de flores, y cogiéndole la mano y mirándole a los ojos, plantarle un besazo susurrándole al oído: “Catalunya t’estimo”.

    Tomás Afán es dramaturgo