Castellar.-El reencuentro de los quintos
SILVIA RUIZ DÍAZ / JAÉN
Los quintos de 1971-1972 juraron fidelidad a la bandera en el acto de homenaje a las fuerzas armadas en Castellar. El reencuentro de los militares contó con una amplia representación militar, que participó en un programa que incluyó una misa de campaña, una ofrenda floral y una comida de convivencia.
Los quintos de 1971-1972 juraron fidelidad a la bandera en el acto de homenaje a las fuerzas armadas en Castellar. El reencuentro de los militares contó con una amplia representación militar, que participó en un programa que incluyó una misa de campaña, una ofrenda floral y una comida de convivencia.
Un buen día, a Andrés Macías, un vecino de Castellar, se le ocurrió la idea de reunir a los quintos, celebrar una misa y disfrutar de una comida de convivencia. El acto tuvo tanto éxito que, al año siguiente, acordaron realizar una comisión y propusieron al entonces comandante Andrés Iniesta celebrar esta iniciativa por todo lo alto. Lo trasladaron al Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), que dio su aprobación y se designó a un general para que acudiera. El programa, pensado como un homenaje a la bandera y a las Fuerzas Armadas, se consolidó con el paso de los años.
El último homenaje se celebró en Castellar el pasado sábado y tuvo como protagonistas a los quintos de 1971-1972 que hicieron la mili obligatoria y se jubilan a los sesenta y cinco años. Según informó el secretario de la Hermandad de Quintas del municipio, Victoriano Alberca, llegaron alrededor de ciento cuarenta personas con sus familiares. La cita la presidió, en designación del Jemad, el teniente general Alfonso de la Rosa, que es natural de Jaén y actual director del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden). También estuvieron presentes el coronel Ángel Sanz, subdelegado de Defensa en Jaén; José Morillas, comandante militar de Córdoba y Jaén; Alfonso Rojas, presidente del Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas en Jaén, y Gabriel González, alcalde de Castellar, entre otras autoridades civiles y militares.
Después de la recepción, como explicó Alberca, se celebró una misa de campaña, presidida por el capellán Juan Solís, párroco de Escañuela y Villardompardo. Se oró por los militares fallecidos en acción y por los agentes de las quintas de 1971 y 1972 que ya murieron. También se depositó una corona de flores y comenzaron los discursos. El primero fue pronunciado por el presidente de la hermandad castellariega y teniente coronel en la reserva, Andrés Iniesta.
Por otra parte, resultaron emotivos los actos que llegaron luego, como la jura de bandera de los quintos que se jubilaron, los familiares y los vecinos que, previamente, se habían apuntado. Unas trescientas personas participaron en este acto, incluido dentro de las fiestas de Castellar. El primero en jurar fue un quinto que llegó en silla de ruedas, pero que no quiso perderse la ocasión de reencontrarse con sus compañeros, llegados desde distintos puntos de España. “Se les envía una carta y todos los que pueden, si su salud se lo permite, vienen a Castellar, ya que es algo muy emotivo que se celebra desde hace muchísimos años, y que es un homenaje a ellos, los quintos, a la bandera y a las Fuerzas Armadas”, dijo Victoriano Alberca.
También hubo una ofrenda floral a la patrona de Castellar, la Virgen de Consolación, a la que se entonó una salve y, por último, antes de la hora de la despedida, hubo una comida de convivencia en la que se recordaron los buenos momentos vividos.
Otro momento intenso fue el reconocimiento póstumo a un soldado paracaidista de la brigada de Alcalá de Henares (Madrid) que falleció en servicio, en el pasado mes de diciembre, cuando realizaba unos ejercicios prácticos en el municipio madrileño de Paracuellos de Jarama. En el acto, estuvieron presentes sus padres.