Carta abierta sangrante

Manuel Montilla Molina desde Porcuna. Recibo unos apuntes de mi pariente Pedro Taracena (un pensionista muy indignado), sobrino-nieto de mi tío Rafael Montilla alcalde socialista del Frente Popular en la II República durante la guerra civil española en Porcuna, masacrado por Franco  al terminar la contienda. Apuntes muy interesantes que me permiten pergeñar esta carta.

    17 ene 2013 / 15:19 H.

    El “No pasarán” viene siempre de Madrid, el gran valladar español. Pararon los pies a Napoleón y a quien hizo falta. Y lo que Franco aspiraba a liquidarlo en una semana se prolongó tres años ¡toma del frasco carrasco! Y porque le ayudaron Hitler y Mussolini y la pasividad sinvergüenza y criminal de las “democracias” occidentales piratas y gabachos con su Pacto de No Intervención. Lo dicho: La salvación de España en esto de las involuciones de todo tipo (23-F incluido y frustrado y otras intentonas de golpe de Estado) ha estado siempre vinculada con la dignidad y valentía de Madrid. Si algún día mando ordenaré erigir un monumento a la dignidad del pueblo madrileño como defensor señero y bizarro de la libertad y de la democracia. Madrid: un hito en la Historia, Madrid un espejo donde mirarse la sociedad. Por mi parte declaro el estado de guerra a este gobierno franquista, fascista y nazi, y solicito sean ahorcados de inmediato jueces y banqueros después de devolver lo robado, salvando las honrosísimas excepciones de rigor, mínimas por desgracia. ¡No pasarán! Es preciso y urgente inventar una nueva España. La clase política, los banqueros y los caciques han destruido el país que surgió de la Constitución de 1978. El Estado de Bienestar lo han inmolado en el ara del altar de la codicia de los europeos del Norte. Los españoles nos encontramos en una situación de lucha de clases. Aquellos que ostentan el poder y el dinero son los verdugos de los que sufren el paro, la miseria, el hambre y la exclusión social. Estamos en una situación prerrevolucionaria y que nadie se alarme. Se constata de hecho un enfrentamiento fratricida que romperá no solo con el molde, sino con las malas artes que lo llenaban de injusticia, desigualdad y ausencia de derechos ya conquistados. Los causantes de la crisis aunque tuvieran voluntad de resolverla, sus propios vicios y perversiones se lo impiden. Según plantea Vacla Havel en su libro “El poder de los sin poder”, es necesario “vivir en la verdad”. En España se ha implantado la vida en la mentira. La actividad pública y económica está viviendo la gran falacia. Hasta ahora esta mentira ha sido muy rentable para aquellos que han perpetrado ya demasiados crímenes. Crímenes legales pero manifiestamente injustos. El poder de la mayoría absoluta se ha pervertido convirtiéndose en un poder dictatorial y absolutista, fosilizando la Constitución. Las leyes han favorecido al capital y dejado en la ruina al trabajador. El Parlamento legisla de espaldas a los ciudadanos. Cuando las mujeres y los hombres manifestamos nuestra protesta y discrepancia en los alrededores del Congreso de los Diputados, somos apaleados por la fuerza pública acusados de violentos y antisistema. El poder popular está en la calle, ahora debemos conquistar el poder político. Una revolución incruenta con herramientas actuales para problemas creados con la perversión actual. Tres escenarios posibles como campos de la nueva batalla: 1.- Debemos presionar hasta la extenuación para romper las reglas nefastas de la Europa de los mercaderes. Tenemos dos armas que debemos conocer. La Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución Española. El derecho de los bancos a cobrar la deuda contraída con ellos, no puede ser de rango superior al derecho constitucional de todo español a una vivienda digna. En virtud de una centenaria legislación usurera y caciquil. Y para ello sacar a palos y a rastras a las familias de sus casas por la Policía Nacional. Con saña, artes salvajes y caducas en el tiempo. 2.- Esta carta también va dirigida al principal partido de la oposición, la llamada izquierda moderada. Vosotros sois cómplices de esta barbarie. Vuestra crítica y oposición está desinflada, seguís creyendo en los Reyes Magos de Oriente. Si queréis demostrar que estáis con el pueblo, negaos a entrar en el Parlamento. Vuestra presencia en los plenos os convierte en cómplices de la perversión. Una especie de prevaricación política. La injusticia se ha instalado cada viernes en el Gobierno. Con regodeo habla de reformas que dicen marcar el camino para llegar a la tierra prometida. 3.- Y en vez de asistir a la puesta en escena del poder absoluto del Gobierno, id al Tribunal Constitucional y presentar por cada ley del PP un recurso de inconstitucionalidad. Buscar apoyo en Francia y en los diputados socialistas de Estrasburgo para denunciar las instituciones europeas que no están haciendo su trabajo. Que la Unión Europea no se fundó para servir de lacayo a la augusta Alemania. No tengáis miedo a la insumisión. Con menos motivos aquel “pequeño gran hombre de Estado” llamado Aznar, exclamaba: ¡Váyase, señor González! Todavía no he oído en ningún pleno: “¡Váyase, señor Rajoy!” Políticos de izquierdas, vuestro puesto no está en las instituciones perdiendo el tiempo y gastando dinero, vuestro lugar está en la calle con casco de bombero, con bata blanca, con camiseta verde, vestidos de negro, con togas, gorras de plato, con tricornios, arrastrando sillas de ruedas, con las manos pintadas de blanco y con lazos de todos los colores. Así os quiero ver, hermanos socialistas.