CARMEN MUÑOZ DOMÍNGUEZ.- "A pesar de la crisis, me siento optimista"

Ana Domínguez Maeso
Tiene 21 años y nació el 18 de septiembre de 1991 en Jaén.  Su madre se llama Mercedes, es auxiliar de Enfermería y trabaja en el Quirófano del Hospital Medico-Quirúrgico de Jaén, aunque, anteriormente, estuvo en el Hospital San Agustín de Linares, desde donde fue trasladada en el año 1999. Su padre, José, falleció hace 3 años, con 53 años. Siempre trabajó en una empresa de reparto de productos de limpieza.

    24 mar 2013 / 10:32 H.

    —¿Cómo se desarrolló su infancia?
    —Mi infancia transcurrió en Jaén y fue muy feliz a pesar de no tener hermanos. Siempre me he sentido acompañada y arropada por mi familia por la unión de mi familia materna. Tal vez, el ser mis abuelos de Madrid y venir a Andalucía sin lazos familiares hizo que todos mis tíos sean una piña. Mi madre, cuando yo nací, trabajaba en Linares y me dejaba con mi tata Ana —su hermana—, por lo que me he criado con mis primos. Noe es como si fuese mi hermana mayor y sus dos hijos son realmente mis sobrinos “de carne y de sangre”. Me tienen “loca perdida”. Ruth tiene siete años y Héctor, cuatro. Ahora ha aumentado la familia, pues mi primo Raúl ha tenido, hace un mes, a la pequeña Elena, que es el juguete de la casa.
    —¿Qué recuerdos guarda de esa etapa de su vida?
    —Recuerdo con especial cariño los veranos. Pasábamos los tres meses de más calor en el campo. Mi abuelo “Ata”, que vivía con nosotros, nos contaba historias y disfrutábamos muchísimo de la naturaleza. Mis tíos Mari y Edu han sido unos segundos padres para mí. Siempre he contado con ellos, tanto en los momentos buenos como en los malos. Tienen dos hijas, Rocío y Ana, que, al ser de mi edad, son como mis hermanas. Siempre hemos estado juntas y lo seguimos estando. El recuerdo de aquellos veranos me acompañará siempre. Con mis padres siempre he tenido una buena relación, pero mi verdadera estrella, mi guía, es mi madre. Ha trabajado toda su vida para poder darme todo lo que necesito y me ha enseñado los valores necesarios para apreciar el esfuerzo y la valía de las cosas realmente importantes, más aún desde que falta mi padre. Solo vive para mí. La quiero muchísimo y me gustaría poder, algún día, cumplir su sueño: realizar juntas un viaje para conocer el mundo.
    —¿Cuáles son sus estudios?
    —Actualmente, estoy estudiando el último curso del grado de Trabajo Social en la Universidad de Jaén. Mi sueño siempre había sido estudiar Fisioterapia, pero no me llegó la nota en Selectividad y empecé a estudiar Trabajo Social sin saber, siquiera, lo que era. Ahora estoy muy orgullosa de la decisión que tomé, pues es una carrera que no conocía y que me ha gratificado sobremanera. Cuando comencé, no sabía qué ramas tendría que estudiar, ni qué posibles salidas profesionales tendría al acabar. Lo que más me gusta, tal vez por haberme interesado siempre todo lo relacionado con la salud y los sentimientos de las personas, es que en esta carrera hay un gran trato humano, muchas relaciones sociales. El hecho de tener con tu conocimiento las herramientas necesarias para que, dándoselas a los que las necesitan, se puedan solucionar sus problemas, me llena de una gran satisfacción. Me siento así realizada como persona. Es un trabajo que hace que, ayudando a los demás, me ayude a mí misma, tanto personal como socialmente.
    —¿Qué perspectivas de futuro tiene?
    —Soy una persona realista  y conozco perfectamente que la situación actual no es nada favorable, pero, a pesar de la crisis, me siento optimista de cara al futuro laboral. Sé que mi generación se ha criado muy bien, pero, laboralmente, tenemos las cosas muy difíciles. Eso no me impide mirar el futuro con un enfoque de mejora y seguir formándome, con deseos de seguir aprendiendo. Cuando termine, me gustaría realizar los estudios de un segundo grado y estudiar Fisioterapia, mi gran ilusión. Estoy también cursando estudios de Inglés y, como me gusta todo lo relacionado con las terapias alternativas, asisto a cursos de reiki. Siempre he vivido con personas a las que he visto luchar mucho por conservar lo que tienen y mejorarlo (mi madre, mi abuelo, mis tíos, mis primos, mis amigos). Por lo tanto, estas ganas de luchar por lo que me gusta, lo que es justo y por mis derechos  me viene desde la cuna. Creo firmemente que, por muy profundo que sea un pozo, siempre hay una luz a la que agarrase para salir hacia delante con pensamientos positivos y poniéndole al mal tiempo buena cara. Me gustaría, mientras puedo encontrar un trabajo, colaborar en un voluntariado y trabajar con sectores poblacionales que me abran nuevas perspectivas laborales de cara al futuro. Incluso, aunque lo veo dificilísimo y parezca una utopía, me gustaría conocer la situación de núcleos desfavorecidos, como, por ejemplo, los que nos encontramos en África. Los campos del Trabajo Social en los que más me gustaría trabajar son el género y el trato con las personas mayores. En ambos, he realizado prácticas durante la carrera y me parecen, además de interesantes, muy gratificantes. Son colectivos a los que dar ayuda te engrandece como persona.
    — ¿Cómo emplea el tiempo libre?
    —Al ser el ultimo año de carrera, tengo poco tiempo libre. Hay que estudiar bastante, pero me gusta muchísimo el cine, tanto el español como el argentino, pues es la forma de conocer la visión o la realidad de otros pueblos o comunidades. Te aporta sabiduría. La butaca de un cine hace volar tu imaginación y te transporta a otras realidades. Me encanta viajar con mi familia siempre que se pueda. Todos somos muy viajeros y hemos recorrido gran parte de España. Me gustaría ampliar esos horizontes. También me gusta muchísimo bailar; estuve, incluso, dando clases de danza del vientre. Me parecieron interesantísimas. Igual me pasa con la hípica, pues, cuando era pequeña, di clases de equitación y me gustaría retomarlas en un futuro. Con mis amigos la relación es excelente. Yo soy una persona muy abierta, que hace amigos fácilmente. Mantengo un grupo de amigos desde el colegio, como es mi gran amiga Laura. Ellos son realmente parte de mi vida. No solo comparto momentos de diversión, sino que, también, son parte importante de mi vida cotidiana, personas con las que compartir problemas y alegrías.
    —¿Qué aconsejaría a jóvenes que empiecen sus estudios en la Universidad?
    —Mi consejo es que mantengan la mente abierta, que no les pase como a mí, que me frustré mucho al no tener nota para realizar mi sueño, entrar en Fisioterapia, sino que no tengan miedo a conocer carreras nuevas, incluso, aunque no hayan oído hablar de ellas, pues las perspectivas se amplían con el conocimiento. En definitiva, que no cierren las puertas a nada, que estén abiertos a conocer todo aquello que les ofrece la vida. Siempre sacarás algo positivo si tienes curiosidad y te preguntas el porqué de las cosas.