CARLOS PEINADO RUBIA: "En Holanda hay una visión distorsionada de España"

Inmaculada Espinilla de la Casa
De Carlos Peinado Rubia sorprenden muchas cosas. La primera de ellas es su simpatía y, la segunda, lo fácil que es entablar una conversación con él. Habla rápido, pero eso no significa que no piense lo que dice. Es consciente de lo que quiere y es coherente con sus opiniones. A sus 32 años, este jiennense trabaja como analista financiero en una multinacional química con una sucursal en La Haya, Holanda. 

    30 jun 2013 / 08:56 H.

    —De Jaén a Holanda hay muchos kilómetros, ¿cómo un jiennense llega a establecerse en los Países Bajos?
    —Estudié la licenciatura conjunta de Derecho y Administración de Empresas en la Universidad Carlos III de Madrid. Cuando terminé la licenciatura, me volví a Andalucía y trabajé en diferentes ciudades, como Jaén, Córdoba o Marbella. Estuve un tiempo en el sector bancario, pero eso no era lo mío. A mí me gustaba más la parte del análisis financiero y la contabilidad. Lo prefería antes que estar cara al público y orienté mi profesión por otro lado. En el año 2008, la crisis estaba empezando y  no se preveía lo que iba a ocurrir. Yo estaba trabajando en una empresa y, un día, cerró. En ese momento estaba soltero y sin compromiso y, como me gusta viajar, empecé a “bichear” lo que había fuera de España. Primero empecé a trabajar en una empresa y, en la actualidad, estoy en el Departamento Financiero de otra. Entonces, la situación en España era mala. Los contratos que había no me llegaban a convencer del todo, así que, desde agosto de 2010, estoy en La Haya.
    —¿Y qué le parece esa ciudad?
    —Es una ciudad muy tranquila en la que se vive con un ritmo más pausado. Se trabaja mucho, pero se hace del tirón. Uno empieza a las ocho o las nueve de la mañana y sale a las cinco o las seis. Te dan media hora para comer. Esto te permite a dedicar tiempo a otras actividades, como el gimnasio. La vida es más casera, te hace levantar el pedal del acelerador. Allí no cojo el coche. Te mueves en bicicleta o en transporte público. Por otro lado, los trabajos son más estables y, por ejemplo, llevo allí tres años y el dinero ha dejado de ser una preocupación. Se ahorra más porque no se sale tanto. Aunque es una ciudad muy cómoda, se echa de menos el ambiente del Sur.
    —¿Cómo es el ambiente allí?
    —Por ejemplo, es complicado hacer amigos holandeses. Yo lo intenté, pero, al final, me relaciono mucho con españoles. Por otro lado, mi novia, Amaya, es de España. Nosotros llevamos una vida muy tranquila. Por la mañana, trabajamos y, por las tardes, vamos al gimnasio a correr, que es el deporte de moda. Cuando sale el sol, es una fiesta y hay que dejarlo todo. También, cuando hace buen tiempo, nos gusta ir a la playa. En Holanda la vida es muy cuadriculada, hay que planificarlo todo. Si quieres quedar con alguien, hay que hacerlo con antelación. La espontaneidad de Jaén es una de las cosas que se echan de menos. Aquí, a la gente le cuesta más gastar. Yo, por ejemplo, ahorro más porque no salgo tanto.
    —Si se tuviera que imaginar su futuro a medio plazo, ¿cómo le gustaría verse?
    —Nunca se sabe lo que te puede suceder, pero no me importaría regresar a España. No digo Jaén, porque tendríamos que buscar un punto más intermedio. Además, mi perfil laboral está más orientado a las finanzas internacionales y, este sector, en Jaén no tiene mucha proyección. Me gustaría, tal vez, montar mi propio negocio, algo por cuenta propia, que no sea muy grande y que se pueda llevar entre pocas personas. Podría ser un hotel rural o algo por el estilo. Con el paso del tiempo, te das cuenta de que no hace falta tanto para estar bien o feliz. Por eso, no aspiro a mucho en el aspecto económico. Me conformo con llevar una vida de clase media. Cuando uno está fuera, aprende a valorar las pequeñas cosas, como la familia o la cercanía de las personas que más quieres. Por otro lado, como a cualquier persona, me gustaría tener una familia. Pienso que es algo que desean todos los seres humanos.
    — Como analista financiero, ¿qué opinión tiene de la crisis económica?
    —Es complicado responder a la pregunta. Digas lo que digas, siempre habrá alguien a quien le siente mal. Prefiero explicar cómo se nos ve allí. Es algo parecido a lo que nosotros podemos pensar de Grecia. La prensa coge lo más llamativo y habla del paro y la corrupción. Esto se suma a que España era uno de los países pobres de la Unión Europea. La naturaleza del holandés es muy austera. Ganan mucho, pero no gastan tanto. Tienen una mentalidad más cerrada y hay quien piensa que esto es una juerga sin tener en cuenta que hay muchos parados que son auténticos trabajadores. Pienso que la visión está distorsionada. Algunos son de la opinión de Rajoy y consideran que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Por otro lado, ahora, en Holanda la cosa va peor y piensan de diferente manera.  
    —En cuanto a los derechos sociales, ¿cómo está la situación en Holanda?
    —Aquí se paga entre un 42 o un 52% de tu salario en impuestos y no hay tantos beneficios sociales como uno pueda pensar. Por ejemplo, en sanidad, cada trabajador está obligado a tener un seguro médico de cien euros mensuales, pero eso no te cubre nada. La sanidad española está muy por encima. Por otro lado, aquí te devuelven parte de los intereses de la hipoteca. Antes el paro estaba en un 2 o 3% y ya vamos por el 6%. También tenemos recortes, no son exclusivos de España o Grecia. El Estado social y de bienestar de España es mucho más grande y mejor.
    —¿Su trabajo en la multinacional en qué consiste exactamente?
    —Es una multinacional química y yo me dedico a hacer informes con los datos de las fábricas y las ventas y, luego, la dirección es la encargada de tomar las decisiones. Es un trabajo que me gusta bastante. Además, la empresa es bastante dinámica y permite a los trabajadores plantear ideas, opiniones o soluciones. Aquí te escuchan, aunque luego hagan caso o no. Se valora bastante a los trabajadores.
    —¿Le costó mucho encontrar ese trabajo que parece estar hecho a la medida de sus expectativas?
    —Cuando uno se va a trabajar a uno de los “países ricos”, a priori puede pensar que ellos están más preparados. A mí no me ficharon por guapo, sino por mi perfil profesional. Luego, por otro lado, en España, la cultura del esfuerzo no está tan reconocida. Los españoles, a veces, parecen valorar otro tipo de cosas. Por el contrario, en Holanda, las relaciones laborales son más cercanas. Allí, hablas con el jefe de tú a tú. Ser el responsable, además de ganar más, significa que se lleva todos los marrones también. Además, cuando haces algo bien te lo valoran y, si pueden, te lo reconocen económicamente. Es muy diferente.