Cara y cruz del paro, que en Jaén se dispara y fuera se frena
No se puede negar que en los últimos meses las cifras mensuales del desempleo siempre son sangrantes, pero duelen más cuando en el resto del país el descenso se contiene de manera sensible, mientras que en la provincia la tendencia es, precisamente, la contraria. El número de parados registrados por el Servicio Andaluz de empleo al término del mes de abril subió en 2.403 personas, 1.291 de ellas de la provincia de Jaén, un 54 por ciento del total.
Mientras en la región, la subida respecto al mes anterior representa un 0,3 por ciento, en el caso jiennense supone un 2,69 por ciento. Y es que sólo en un año, desde el pasado abril de 2008, hay un 46 por ciento más de andaluces en paro, una tendencia que, a priori, no se puede decir que haya tocado ya fondo. Nunca es bueno caer en el alarmismo, menos aún en este tipo de situaciones, pero hay que ser realista y, por tanto, trabajar para escapar cuanto antes de la parte negativa de la tabla.
Siempre que se habla de números se cae en el fácil análisis estadístico, cuando detrás de todos y cada uno de los números no sólo hay historias humanas, sino, en muchos casos auténticos dramas personales que jamás trascienden a la luz. De un tiempo a esta parte se ha creado un perfil totalmente diferente de personas que se ven abocadas a pedir ayuda a los diferentes circuitos asistenciales, unas familias necesitadas que no conocen el sistema de prestaciones sociales porque nunca antes habían necesitado acudir a ellos. Hay más personas que atender porque han caído en franjas de exclusión. Ante eso también es preciso poner manos a la obra, no sólo con lamentaciones y críticas, como es el caso de la oposición, o con triunfalismos falaces que hablan de que se ha tocado fondo. La situación económica rompe esquemas y en provincias especialmente tocadas como la jiennense se echan en falta una clara, aún más clara, discriminación positiva de las diferentes administraciones.