26 oct 2015 / 11:34 H.
Los Cañones y el Puente de la Sierra son sinónimos de mi infancia. Tengo grandes recuerdos de vivencias, cariño, diversión y también pena, por qué negarlo. El Puente de la Sierra siempre está ahí, con su Portazgo y sus hermanas, con sus carriles que hace tiempo que son calles y tienen nombre, pero sobre todo hay muchísimos veranos. Ahora parece que la angustia de ver arruinados Los Cañones desaparece, el primer trimestre del próximo año es la clave. Y yo deseando que estoy, miren ustedes, de poder ver disfrutar a mi hijo como yo lo hice en su momento, impaciente de ver este inmenso lugar de mi recuerdo habilitado para acudir a él continuamente. Tengo la duda de si realmente se llevará a cabo el proyecto, pero ver a gente tan comprometida y amante del Puente de la Sierra luchando por él me hace agarrarme a la esperanza de ver este lugar como en mi infancia. Ver a José Miguel, el padre de mis amigas del Puensi, supone la lucha por sus sueños, con uñas y dientes. Ver a este hombre sonreír porque cree en la realidad de este proyecto me llena de esperanza y de la firme creencia de que Los Cañones ya están aquí.