Campillo del Río, un gran oasis entre olivares

Campillo del Río es un oasis rodeado de olivar. Una fértil llanura a tiro de piedra del Guadalquivir, al que le debe su apellido, aguas abajo del Puente del Obispo, ese que construyó, en el Renacimiento, el que luego fuese prelado insepulto de Jaén, Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, con la idea de cobrar su peaje a todo el que no quisiera arriesgarse a ser arrastrado por la corriente.

04 may 2015 / 14:20 H.

Campillo del Río es una pedanía de Torreblascopedro y su historia no va más atrás de mediados de los 50, cuando estaba a punto de nacer el “rock and roll” y de irrumpir en España la televisión en blanco y negro con el oculto propósito de llegar a convertirse en reina de la casa y epicentro de todos los hogares.

Para ir a Campillo del Río, si no se ha ido antes, lo mejor es preguntar a alguien de la zona. Se accede por la carretera que une Vados de Torralba con Puente del Obispo, pero en el desvío no hay ningún letrero que indique que se llega por ahí. También hay que cruzar un puente que atraviesa el Guadalquivir que no tiene barandas ni “quitamiedos”, solo el firme asfaltado de una carretera sin márgenes. Y como el pueblo pronto se ve a lo lejos, se llega casi por intuición. No tiene pérdida. Solo hay que dejarse llevar por la carretera de asfalto, llena de baches, que algunos que la conocen circulan por ella como si fuese nacional.

Vergel. Este paraíso de verdor, situado en la vega que se extiende en la margen derecha del “río grande”, que fue como bautizaron los musulmanes al Guadalquivir, se construyó en 1953 con los planes de colonización de Andalucía del régimen franquista. Sus casas recuerdan la arquitectura agraria que es común a todos los poblados de colonos.

Sus primeros habitantes procedían de varias familias del Cortijo Alto que hoy se encuentra en estado ruinoso, pero mantiene su imponente arco de ladrillo en la entrada y sus sólidos muros de mampostería. Estos pioneros tomaron posesión de sus viviendas en junio de 1956. Como la documentación de este hecho es tan reciente, de hace solo 58 años, se sabe que la primera familia que habitó Campillo del Río fue el matrimonio formado por Rufino Aguilar y Luisa Ramírez Moya. Hoy, el censo ronda los setecientos habitantes. Su origen y esencia agrícola hacen que su santo patrón no sea otro que San Isidro Labrador, por el que los vecinos sienten una devoción digna de admiración. Es esta una vega llana y feraz, donde se da muy bien todo tipo de cultivo de huerta al aire libre, como  tomate, pimiento, patata, alcachofa y coliflor. También se siembra cereal, y estos primeros días de mayo verdean muchas de sus parcelas de trigo valenciano, que es una variedad en la que la espiga tiene raspa, como la cebada, y por lo prieto de la mies se puede augurar una buena cosecha. A esta pedanía se la considera la zona de mayor producción de espárrago blanco de la provincia, y aquí y allá proliferan las higueras, que es el árbol de cultivo más abundante.