Caminantes que aprenden con la experiencia del viaje

DIANA SÁNCHEZ PERABÁ                                                           
Sentir la brisa de la costa almeriense cuando el sol se esconde mientras las olas acarician las playas de San José o el cabo de Gata.  Abrumarse ante la inmensidad de catedrales como la de Salamanca, Santiago de Compostela o Burgos. Dejarse intimar por los exóticos bosques gallegos mientras el eucalipto invade el olfato. Son vivencias que no se pueden estudiar en un libro de texto, ni apreciar en una imagen retocada de un anuncio publicitario.

    12 ago 2012 / 09:57 H.

    Y la familia Milán Cano lo tiene muy claro desde que Manuel Milán Navarro y Francisca Cano Cano se conocieron, pues para ellos trasladarse y descubrir nuevos lugares y su micromundo es imprescindible. Aprender y enseñar van unidos, de ahí que su vida gire en torno a la docencia, pero sin dejar de lado la continua formación. Él, profesor de Educación Física y ella de Música, gozan de unas dilatadas vacaciones que no solo se extienden durante los meses estivales, sino que se pueden permitir el lujo de hacer un paréntesis en el invierno para desconectar de la cotidianidad y de la monotonía del día a día. “Normalmente hacemos dos viajes al año. En el puente de mayo y en verano”, dice Milán.
    A lo largo de su matrimonio, la pareja y sus hijas Fátima y Mercedes, han hecho de sus vacaciones una vida paralela. De forma que despiden su residencia habitual, en pleno corazón de la ciudad de La Mota, para  aprovechar el siempre bien recibido fresco de la Sierra Sur jiennense desde la zona conocida como Ermita Nueva, donde tienen una casa de campo.
    Natural de La Alpujarra de Almería, Milán mantiene contacto con su familia gracias a estos días de vacaciones de verano. “Viajamos hasta mi pueblo para ver a mi gente y luego bajamos hasta la playa. Cuando las niñas eran pequeñas nos alojábamos en un apartamento o en un hotel”, recuerda sentado en el sillón de su casa mientras dedica una mirada cariñosa a las grandes fotografías de Mercedes y Fátima que presiden el salón. Las “niñas” no están en casa. “La pequeña estudia Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Complutense de Madrid, mientras que su hermana mayor, Fátima, es enfermera y trabaja en Marbella (Málaga)”, explican, orgullosos, sus padres. Las echan de menos pero saben que pronto volverán a su hogar —dentro del ciclo trabajo-vacaciones—. Como el que se acuerda de un amor de verano, los ojos de la pareja se encienden cuando hablan de la facilidad que siempre tuvieron sus hijas para conocer a otros niños. 
    Preparar la maleta y los arreos nunca se impuso como un inconveniente fueran donde fueran. “Al principio nos íbamos de camping por la costa de Almería, en Aguadulce las Negras, así como zonas de Granada como, por ejemplo, Carchuna”, explica Manuel Milán. Con el tiempo, sus vacaciones, tanto estivales como en invierno, les han permitido recorrer España. “Menos Palencia conocemos todas las provincias, de todos modos nos quedan algunos pueblos importantes”, dicen. Porque el que quiere puede, para los Milán Cano no hay viaje que se les resista, ya sea organizado por ellos —principalmente por Francisca, quien se arma de paciencia e ilusión y estudia las posibilidades para emprender unos días de vacaciones— o por medio de las excursiones organizadas por el Ayuntamiento de Alcalá la Real o por agrupaciones cofrades.



    “A veces preferimos que nos guíen y expliquen directamente la historia de una zona o un monumento”, aseguran. Caminar por las calles adoquinadas del casco antiguo de una ciudad española y dejarse llevar por la euforia de un grupo de excursionistas que saben disfrutar de  un buen plato de carne a la brasa o del aroma de un vino extraído de las mejores bodegas es otro de los encantos que atrapan a Manuel y Francisca cuando comparten vacaciones con el Club Social Fuente del Rey, que preside Milán. “Con la sociedad hemos visitado muchos destinos. Uno de los últimos viajes fue al País Vasco”, asegura el vecino de Alcalá la Real. Expertos en organizar sus propias excursiones y asistir a otras rutas, para los Milán Cano proponer este tipo de actividad a los socios del club es un placer que degustan todos los puentes de mayo, cuando el frío remite y el tiempo invita a conocer con tranquilidad una ciudad o el campo.
    En la preparación de sus maletas, las cámaras de fotos no faltan. Una imagen vale más que mil palabras; sin embargo, en su bolso Francisca lleva siempre un diario de viaje.  Como si desafiara a su memoria, la alcalaína prefiere la espontaneidad de sus propios pensamientos escritos, en los que apunta los detalles que más la impactan en cada lugar que descubre.
    Si se tiene que quedar con un lugar de España, Manuel no lo duda: “Las Castillas me encantan por su patrimonio artístico, gastronómico y por el carácter de la gente. El románico y el gótico nos gustan mucho y allí los podemos encontrar”, manifiesta. Con el deseo de sumar más ciudades a su álbum de viajes personal, los Milán Cano  expresan su intención de descubrir mejor la provincia de Jaén. “Cada vez que salimos por alguna comarca nos sorprendemos con nuevos rincones. Las próximas salidas las organizaremos en fines de semana. Rutas cercanas, rápidas y económicas”. Porque para apreciar los tesoros ajenos es esencial conocer y valorar los propios.

     

    Sacar el máximo partido a la maleta para cualquier viaje

    Los cambios sociales, los billetes “low-cost”, la globalización y la popularización de los viajes han provocado un cambio sustancial a la hora de trasladarse. Se podría decir que años atrás los viajes transatlánticos eran como una mudanza en la que se llevaban maletas para pasar varios meses. Sin embargo, hoy en día lo más práctico es optimizar el equipaje, ya sea por los requisitos de las compañías aéreas o por los cambios de mentalidad. Cuanto menos equipaje se transporte, mejor será la experiencia del viaje. En este sentido, no hace falta llevar tres maletas si se saben aprovechar los espacios y planificar lo que se va a poner cada día para no llevar ropa de más. María Giraldo, experta en moda y tendencias, explica que el tamaño en los viajes importa para ahorrar gastos y eficacia. “Ahora debemos racionalizar la maleta”.
     
    1Hacer una lista de las cosas que se quieran llevar para no olvidarse de nada una vez que se dispongan ropa, complementos y demás objetos.

    2Meter prendas versátiles. Los expertos recomiendan decantarse por la ropa favorita. De este modo se tiene asegurado que a todo lo que lo se eche en el equipaje se le sacará partido durante el viaje.

    3Llevar lo imprescindible para el viaje, puesto o en la maleta de mano, para evitar trastornos por extravío: Cuanto más justa sea la cantidad de ropa, menos problemas habrá si se pierde o la roban. Y es que ponerse en el peor de los casos ayuda a ser efectivos y prácticos.

    4Conocer la agenda del destino. Es decir, qué planes se tienen previstos, si se acudirá a alguna cena programada, una fiesta o una visita oficial. Además hay que conocer si hay alguna restricción en el vestuario para acceder a determinados lugares, como en los templos del Vaticano.

    5Una vez que se sabe la ropa que se va a llevar hay que doblarla adecuadamente, de manera que no llegue sin planchar. Y en el caso de que la prenda esté arrugada habrá que utilizar métodos caseros, como el de darse un baño caliente para que salga mucho vapor y colgar la ropa cerca para que las arrugas se borren. Además, la maleta se hará siempre después de planchar las prendas.

    6Lo que más ocupe de la maleta, mejor llevarlo puesto durante el viaje. Todo lo que se pueda portar encima estará más seguro y no habrá que cargarlo en el equipaje, con el consiguiente peso a la hora de su transporte.

    7A la hora de elegir maleta se recomiendan blandas para viajes cortos y duras en los largos o cuando se realicen escalas. Incluso, si se va a comprar una maleta nueva los expertos aconsejan comprarla de cabina blanda convertible en mochila con dos compartimentos. De esta manera se podrá dividir la maleta en negocio y ocio y, a la vuelta, en ropa sucia y ropa limpia.

    8Utilizar papel celofán para dividir las prendas dentro de la maleta.

    9Coleccionar las muestras de sobres y pequeños botes que regalen en hoteles o revistas para evitar problemas en los controles de seguridad con la ley de líquidos.