Cambios de estrategia para expandir el mercado del aceite
La realidad manda y el bajo precio del aceite de oliva ha movilizado a algunos empresarios oleícolas de la provincia, que han decidido cambiar estrategias obsoletas y salir a la calle a vender cuerpo a cuerpo, de manera directa. Es una fórmula empresarial muy dura, pero que si se sabe explotar, reporta bastante más beneficios que la mayoría de las técnicas tradicionales.
Fundamentalmente, porque evita pasar por intermediarios o grandes cadenas de distribución y, como es lógico, los beneficios están repartidos en menos manos. La nueva filosofía de comercialización no puede aplicarse a todos los niveles, como es lógico, pero sí en determinadas circunstancias y eso es lo que están desarrollando ahora para salir a flote en medio del desplome del precio medio en origen, que todavía se sostiene a 1,77 euros el kilo. Con esta iniciativa no se puede pretender alcanzar grandes cotas de mercado, pero sí capear el temporal actual que desprecia la calidad del producto y no lo valora como debiera. Algunos empresarios han optado por aparcar la cómoda filosofía de vender a granel, para crear su propia marca y echarse a la calle a “colocar” la mercancía en áreas de servicio de carretera, restaurantes o tiendas de muy diversa índole. La cuestión es que las plusvalías, tan exiguas en una coyuntura como la actual, se quedan en su mayor parte en el productor. Es de valorar la iniciativa en un sector tan poco dado a cambios y anclado en estructuras de venta clásicas. En estos momentos, la mejor medicina no es echar mano siempre de la madre Administración y sus ayudas, sino ser capaces de promocionar un tesoro que se vende sólo gracias a un prestigio saludable ganado a pulso y una calidad avalada por todos los expertos. La idea de que el buen paño en arca vieja se vende, en este caso, no funciona. Ni ahora, ni nunca. Si esta crisis sirve para cambiar estrategias, bienvenida sea.