Cambiar la ley electoral
Desde Jaén. Hace un par de años solicité la baja del PP. Aún no he recibido la confirmación del partido. Al PP no le importan las bajas en su militancia. Ni las razones que las motivan. No saber gestionar las quejas es uno de los principios de la decadencia de un partido. El PP, embriagado por el resultado de las nacionales, ha sido humillado en Andalucía. Qué pena que no alcanzaran la mayoría, o qué suerte tuvieron. Ciertamente de modo activo y pasivo muchos colaboramos a ese resultado.
Y los que más las directivas locales del PP al ignorar sus bases, al no escucharlas y desatender sus sugerencias y quejas. A mi juicio de ex militante del PP, la diferencia entre el PP y el PSOE son los votantes potenciales de ambas formaciones, no sus programas. Los votantes fieles ahora experimentan esa sensación de “ahora a quién vamos a culpar”.
Cuando el cambio implica continuar con la política abortista por cuenta de nuestros impuestos, en contentar al sindicalismo vertical con sus subvenciones y liberados, con el mantenimiento de clientelismo a base de empresas públicas y fundaciones costeadas de nuestros impuestos. Ahora, a nivel autonómico y nacional, podemos decir que el PP no tiene capacidad para engañar, solo para asombrar a sus votantes. Es preciso un cambio en la Ley electoral, que libere a la voluntad popular de la falsa apariencia democrática de votar A o B, cuando B es igual que A.
Juan Manuel Molina Valdés