Cambiar
FERNANDO CUESTA GARRIDO desde Jaén. Hemos sido testigos de la desesperación de las personas que se les arrancaba de sus manos sus grandes esfuerzos. Hemos visto cómo a nuestros vecinos se les arrojaba fuera de su hogar. Veíamos y vemos cómo se les expropia parte de su vida sin ninguna contemplación.
Esto tiene un nombre común, desahucios, pero su denominación más realista es “ataque a la esencia vital de las personas”. Los desahucios se están convirtiendo en un cáncer social, en una gran amenaza para todas aquellas personas que la crisis les está arrastrando con demasiada crueldad. En definitiva el desahucio es una nueva enfermedad del siglo XXI. A pesar de lo difícil de todo ello quien puede cambiar la situación o al menos paliarla es el poder político. Es urgente un cambio de legislación que evite dramas tan lamentables que han acabado en suicidios. Todos y en especial a las víctimas de la crisis han de facilitarles una oportunidad. Darles la esperanza porque las cosas pueden cambiar. Que malos tragos pueden ser superados y retomar la senda de un agradable futuro. Los responsables políticos tienen la obligación de dar una solución a los desahucios. Nuestra sociedad no puede estar regida por leyes de principios de siglo pasado como es la norma sobre el desahucio. No podemos ser prisioneros de unas normas obsoletas que hipotecan la vida de las personas de forma descarnada.