Cada día que pasa
Cada día que pasa la derecha se relame viendo la revancha. Se sirve en plato frío. Están esperando como quien aguarda a su víctima. Pronto atacarán, pero necesitan ganar las elecciones, arrasar en las generales igual que en las municipales.
Entonces sabremos lo que vale un peine. Luego en la primavera vendrá la Junta, último bastión socialista que a lo mejor de milagro se sostiene entre el PSOE e IU, pero quién sabe, IU es imprevisible y te la hace a la entrada o a la salida. Pero esta derecha de cirio y sotana solo esgrime palabritas demagógicas para engañarnos. No, no se preocupe usted, no vamos a privatizar, simplemente mejoramos este obsoleto servicio público, y por aquí te lo cambio, por allí recorto, y por el otro lado ¡zas!. Veamos: la creación de un Centro Municipal de Información de la Mujer, existiendo un Instituto de la Mujer, solo se entiende para organizar otras estructuras que trabajen para sus intereses. La modificación del convenio de ayudas a domicilio en realidad pretende gestionarlas de otro modo, es decir, crear otra red de clientes, y no sé cuántas cosas más. Sin mencionar el tranvía, el Festival de Jazz o el Lagarto. Cada día que pasa esta ciudad me recuerda más a aquel Jaén oscuro de mediados de los noventa, con sus procesiones y caciques dándose golpes en el pecho delante de las imágenes religiosas, donde la cultura no existía ni en las catacumbas, los mediocres medraban y ocupaban cargos, todos sumidos en el fango y la podredumbre, en la miseria moral.
Juan Carlos Abril es escritor