Bromas que miden la paciencia de los inocentes

Sólo faltan unas horas para que llegue el día en el que todo, o casi todo, está permitido, eso sí, si se excusa detrás de un “¡inocente, inocente!”. Mañana, 28 de diciembre, se celebra el Día de los Santos Inocentes, con miles de bromas e inocentadas, una paradójica costumbre si se tiene en cuenta que esta fecha conmemora la matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén (Judea), ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.

    27 dic 2009 / 11:43 H.

    Esta es una tradición que conservan miles de jiennenses que aprovechan la jornada para divertirse con bromas, de más o menos buen gusto, entre sus allegados. Cada vez más, para esta jornada, se usan pequeños artículos diseñados especialmente para medir la paciencia de los “santos inocentes”, son bombas fétidas, tinta mágica que desaparece en unos segundos, chicles de pimienta, polvos pica-pica o fulminantes de cigarrillos, que explotan al acercar el fuego para encenderlos. Estos artículos, junto con el típico muñequito colgado en la espalda, las chanzas o “mentirijillas” y las bromas más caseras —como cambiar el azúcar por sal o adelantar todos los relojes para que todos piensen que se les han pegado las sábanas— son los protagonistas de cada año.
    El establecimiento más tradicional que oferta artículos de bromas en la capital es “Novedades Peñalver”, que lleva 59 años en el negocio. Su propietario, Antonio Peñalver Rodríguez, conoce bien todo lo que envuelve a esta tradición y asegura que, desde hace más de 20 o 30 años, las bromas que se vendían eran prácticamente las mismas que hoy en día. “A la gente le gusta lo de siempre, cuando aparecen bromas nuevas casi siempre no aguantan más de dos temporadas y desaparecen”, cuenta el empresario. Estas bromas se venden durante todo el año, pero cuando se acerca el día 28 de diciembre, Novedades Peñalver es un hervidero de clientes que entran a la búsqueda de la broma con la que sorprender a sus seres más cercanos. “Aunque se hable tanto de la crisis, creo que para estas cosas no afecta. La gente sigue comprando igual que siempre. En Carnaval, por ejemplo, pasa exactamente lo mismo. Hemos vivido tiempos mucho peores”, destaca Peñalver. Y es que estos artículos son objetos que cualquier bolsillo, hasta los más castigados por la crisis, se lo pueden permitir. Sus precios oscilan entre los 35 céntimos de euro, que son los más baratos, hasta los 6, para los más caros. Entre las novedades que se suman este año a los clásicos, están los tenedores y cucharas extensibles, que llegan a medir más de medio metro o las cucharillas de café que se doblen. Adultos y, sobre todo, niños son los que más buscan este tipo de artilugios para dar el susto del día al primer inocente que se les “ponga a tiro”. “Son los niños los que más bromas compran. Los mayores se llevan casi siempre fulminantes de cigarrillos”, añade. Aquí, una serie de propuestas e ideas para medir la paciencia de los inocentes durante la jornada de mañana. Pepi Galera