Brasil, una cura de salud para las empresas españolas
Ángel Plaza Chillón desde La Iruela. Los casi 50 millones de viviendas de Brasil están en la costa. De poco sirvió el experimento llevado a cabo en la capital, Brasilia, para compensar ese desequilibrio. Los brasileños se sienten más cómodos cerca del mar y casi 7.500 Kilómetros de costa se han convertido en el lugar predilecto para el crecimiento de las empresas españolas que supieron desembarcar allí a tiempo y, gracias a ello, hoy pueden mirar con otros ojos la crisis española. La segunda potencia económica y política de América, tras EE UU, crece a un ritmo algo más lento de lo esperado, en parte debido a la caída del precio de las materias primas y la demanda de China y a la crisis de los mercados.
Sin embargo, los expertos coinciden en señalar que, por más sosiego que sea el crecimiento, este va a ser constante durante los primeros años. Las firmas españolas que tienen ya una posición sólida en el país festejan una regulación burocrática pero fiable y el empuje de una clase media que por primera vez se plantea pagar por los servicios como el gas natural o la telefonía fija. Las favelas no son el pozo negro que acostumbraban, la educación de los jóvenes es esencial y la escasez de mano de obra cualificada no solo impulsa los sueldos, sino que abre posibilidades para unos profesionales españoles cada vez más dispuestos a emigrar. Una vez clausurados los Juegos Olímpicos de Londres, Río de Janeiro se ha convertido en el nuevo punto de destino como antorcha que va a adelantar inversiones en el país y garantizar nuevas oportunidades para las empresas que sepan aprovecharlas. Como la copa del mundo de fútbol de 2014. Pero más lucrativo que el deporte son los barriles de petróleo. Los nuevos descubrimientos de oro negro colocarán las reservas de Brasil a la misma altura que las de Irak, pero escondidas bajo el océano, a una profundidad de 4.000 metros. ¿Aún quedan dudas sobre el éxito de la región? En España tenemos un remedio infalible para eso: miramos tasa de paro, nuestros rating y nuestra prima de riesgo. En comparación con Brasil nos recuerda a la ciudad peruana de Jauja. Como he dicho anteriormente, Brasil es la segunda potencia económica y política de América y el segundo país más poblado del continente por detrás de Estados Unidos. Tiene un territorio 28 veces más grande que España y cuenta con una población con cuatro veces más habitantes que la nuestra. El gigante latinoamericano crecerá este año entre un 2% y un 2,5%, alrededor de dos puntos por debajo de las previsiones iniciales formulados por el Gobierno de Dilma Vana Rousseff. En los últimos siete años, 45 millones de brasileños, una población equivalente a la española, han accedido a las clases medias y altas del país desde las más bajas y la vivienda representa un problema en algunas zonas del país, aunque no se puede hablar de burbuja a pesar del fuerte aumento de los precios. Entre España y Brasil, se está formando una nueva generación de brasileños bilingües en portugués y español, con aspectos claves que nos unen, es un intercambio natural, que no maneja nadie, cada vez más intenso y sólido, en definitiva una nación orgullosa en lo político y grande en lo humano, económico y cultural. Hoy es la gran prioridad de las empresas españolas para hacer negocios en el exterior. No hay ningún programa con el liderazgo de las empresas españolas en Brasil, ellos quieren que se queden, atraigan a otras y hagan más inversiones y ampliar acuerdos de cooperación que tienen con España en ciencia y tecnología y también en la industria de defensa. Por otro lado, cien mil estudiante dejarán brasil para estudiar en el extranjero. ¿Fuga de cerebros? En absoluto, en los años 60 y 70, el Gobierno ya pagó la carrera a alumnos de la explotación petrolífera, agrícola y aeronáutica. El país es hoy líder mundial en los tres campos. Importante resaltar, que las grandes empresas tiran de las pequeñas, así tenemos: Telefónica, Santander, Mapfre, Iberdrola, Abertis, Abengoa, etcétera. Las grandes compañías españolas aumentan su presencia en el gigante latinoamericano y tiran de las pequeñas y medianas, que ven el país como un remedio para contra restar un mercado propio con encefalograma plano. Brasil ofrece oportunidades en nuestros sectores, pero hay que tener cuidado y analizar bien las inversiones. Las ventajas del mercado brasileño para las compañías que entraron en el momento oportuno son tan evidentes, y la situación tan mala en nuestro país, que algunas, les convendrían no ser percibidas como españolas. Botín demostró ser un misionario de Santander y donde sigue realizando inversiones. La presencia del resto de la banca española se limita a acompañar a las empresas españolas a través de sus oficinas de representación. Brasil ha pasado de ser para los españoles un tópico vacacional asociado a los carnavales y la “bassa nova” a un destino laboral prometedor. Ahora los inmigrantes somos nosotros.