Brasil encuentra ventaja en la ayuda arbitral

El Mundial arrancó sin demasiada luz, con pocas novedades y con un diseño táctico tradicional. Y con el mismo sino. Si Brasil no puede, siempre aparece el regalo que la saca de la encrucijada. En forma de penalti o de gol anulado, aunque en este último caso pudo haber falta del delantero Olic a Julio César. La selección carioca expuso el fútbol de músculo que caracteriza a su seleccionador, Luis Felipe Scolari, con un trabajo intenso en la medular y un genio arriba como Neymar que tira del equipo cuando la exigencia prima. Es como el esfuerzo común para un solo futbolista.

12 jun 2014 / 22:00 H.

Aunque su arquitectura táctica no cautiva, ni tampoco su juego, la pentacampeona tiene el poso que le guarda la historia y un Neymar, centrado y con libertad de movimientos, que aporta un sentido extraordinario. Es un futbolista diferente al que juega en el Barça. En Brasil tiene responsabilidad y ejerce como el gran alma de la selección. Lo es todo o casi todo. 

Fue Neymar quien tiró de Brasil y puso nombre a la remontada. Primero en un tiro raso que sorprendió al portero croata y, en la segunda parte, en un penalti inexistente que el meta rival no desvió por la blandura de sus manos. No entusiasmó Brasil con su juego a un campo enfervorizado. Fue más exquisita Croacia, con un fútbol más reposado y con un toque preciso y silencioso. Seguramente le faltó más profundidad para sorprender a un oponente más enérgico, pero menos talentoso. Tuvo la fortuna de adelantarse en el marcador, pero gestionó con cierta discreción la ventaja. Cuando Rakitic y Modric aparecieron, Croacia hizo un rondo y movió con una soltura increíble el balón. Cuando se ausentaron, el fútbol fue más opaco y austero. En ese tono transcurrió un partido que Brasil ganó por la ayuda que tuvo. Croacia se lamentó porque rozó el debut soñado. Y lo luchó hasta el final, pero sorprender a Brasil en casa es misión imposible. Al final, Óscar puso la tranquilidad. No fue real el marcador.