Borja Blanco, lo mejor está por llegar

Una lesión es una fuerza opresiva que empuja hacia abajo cuando el reto está arriba, que te pisa para que tu mirada se fije en el suelo y que, en definitiva, anula las aspiraciones. Borja Blanco Gil (Madrid, 1984) se rompió la tibia de la pierna derecha días antes de que su equipo de entonces, el Marca Futsal, se proclamara campeón de la Serie A1 italiana, frente al Luparense, en la temporada 2012/13. Desde entonces, su vida deportiva se resumió en una operación quirúrgica, rehabilitación y la mirada puesta en una orilla que tardó 15 meses en arrimarse.

01 oct 2014 / 10:40 H.

El Jaén Paraíso Interior le dio la oportunidad al internacional español de volver a pisar la pelota de forma profesional. Ocho minutos únicamente y en pretemporada, pero el madrileño se sintió parte de un equipo nuevamente. “Fueron momentos duros porque ya estaba pensando en la vuelta a casa y no solo por lo deportivo, sino porque en una semana tenía pensado casarme, además de que luego surgieron complicaciones”, asegura Blanco, que sufrió una infección en el hueso, lo que finalmente conllevó la ruptura definitiva con el equipo italiano, ya que no asumió los gastos de este contratiempo, pese a que pretendía que el ala-pívot continuara en su disciplina. “Mi familia me ayudó mucho. Soy una persona que la echa de menos. Después de un año en el extranjero, me apetecía tenerla cerca porque me gusta y es algo importante para mí. Este es uno de los factores que hizo decidirme por Jaén”, prosigue. Su fichaje por el Jaén Paraíso Interior puso la guinda a un proyecto deportivo que busca la Copa de España sin titubeos, vistas las tres primeras jornadas, donde el equipo consiguió cinco puntos sobre nueve posibles ante rivales difíciles como ElPozo Murcia o Marfil Santa Coloma.

“No sé si los compañeros querrán que vuelva”, bromea, lo que da a entender que los recuerdos de los malos momentos están extintos y espera la vuelta a las canchas con todo el ánimo. En la capital, comparte piso con Gonzalo Ramos, otro de los fichajes, y al que ya conocía, como a Fabián Robledo, de su estancia en el Caja Segovia. “En Madrid apenas vivimos a seis kilómetros [con Ramos]. Además, los jugadores que somos de fuera estamos cerca de La Salobreja, lo que facilita las relaciones y que, más que compañeros, seamos una familia”, admite Borja Blanco. El ala-pívot, que conoce el fútbol sala de élite, se siente cómodo en Jaén, a la que define como una “ciudad tranquila, con gente cercana, donde se sigue el fútbol sala”. “Me gusta que la gente se involucre en el proyecto”, resalta.


En términos deportivos, entiende a la afición, que se pregunta cuándo estará en condiciones de jugar en el pabellón jiennense. “Entré sin ninguna molestia y el haber estado tanto tiempo sin competir y sin ejercicio físico ha hecho que hayan aparecido otras molestias. Cada día me siento mejor, no estoy preocupado”, tranquiliza el jugador, que sabe que llegará el momento. A Borja le frena una tendinitis en su rodilla derecha, que es una afección que puede alargarse si no se cura, aunque asegura que no tiene nada que ver con la gravedad de la anterior, que está completamente recuperada. “Es la frustración. Me he visto que tuve una semana que me vi realmente bien y entrenando con normalidad. No pasa nada”, sentencia. Borja Blanco decide no forzar con el futuro en su mirilla. Sabe que lo mejor está por llegar y que su incorporación, a una plantilla acoplada, solo puede sumar satisfacciones.