Boda entre sueros y camillas
Irene Bueno/Jaén
Dolores Valdivia Guzmán es la madre de la novia. A sus 87 años había perdido todas las esperanzas de darle 'una buena boda' a Ramona, la única de sus siete hijas que quedaba soltera. Ayer, lloraba de emoción cuando esta le daba el sí quiero a Salvador en una sala del Hospital Doctor Sagaz.
Dolores Valdivia Guzmán es la madre de la novia. A sus 87 años había perdido todas las esperanzas de darle 'una buena boda' a Ramona, la única de sus siete hijas que quedaba soltera. Ayer, lloraba de emoción cuando esta le daba el sí quiero a Salvador en una sala del Hospital Doctor Sagaz.
En el área de Rehabilitación de la primera planta de “El Neveral” hay un espacio con un cartel a la entrada. En él se puede leer “sala de usos múltiples” y a buen seguro que cumple con su función. Ayer se convirtió en el más bello salón de ceremonias civiles para que Ramona Martínez Valdivia y Salvador Martínez Jiménez se convirtieran en marido y mujer. Los contrayentes estuvieron acompañados de sus familiares y pudieron disfrutar hasta de una tarta nupcial y un espumoso sin alcohol para brindar por la felicidad de los recién casados. Los profesionales de la unidad, cómplices de esta historia de amor, aseguran que es la primera vez que el Hospital Doctor Sagaz acoge una celebración de este tipo.
Radiante y muy nerviosa, Ramona llegó poco después de las seis de la mañana a El Neveral, donde Salvador lleva ingresado algún tiempo. Tenía que preparar todavía muchos detalles y, entre ellos, ayudar a su futuro marido a acicalarse. Poco a poco, justo antes del mediodía, los familiares invitados llegaban a la cita. Los profesionales del centro Pilar Navarro, Catalina Martínez y Manuel Cabrera, ya lo tenían todo dispuesto en el escenario de la ceremonia. Sillas y sillones forrados y ornamentados con primorosos lazos, detalles florales y hasta la marcha nupcial. Todo con útiles del propio hospital reciclados para la ocasión. El teniente de alcalde, Miguel Ángel García Anguita, fue el encargado de oficiar la boda civil y de leerles a los novios los artículos en los que se regula sus derechos y deberes.
La firma del acta matrimonial selló una unión que comenzó hace catorce años. Los asistentes, desbordados por la emoción, no pudieron contener repetidos vivas. Especialmente conmovidos estaban Juana Martínez y Tomás Cevidanes, hermana y cuñado de Salvador que actuaron como testigos de la ceremonia. Fotos y mucha alegría en un lugar que está identificado con el dolor y con el sufrimiento. Según explicó Ramona a este periódico, a lo largo de tantos años de relación se habían planteado en varias ocasiones contraer matrimonio de manera oficial.
Sin embargo, nunca llegaba el momento, siempre había algo por lo que se posponía este paso. Desde hace algún tiempo, la salud de Salvador ha empeorado, hasta el punto de que lleva bastante tiempo ingresado en el hospital, primero en el Médico-Quirúrgico y, ahora, en El Neveral. Asegura que cuando Salvador mejoró un poco, le dijo que no lo pospusieran más y que sellaran su amor aunque fuera en la habitación del hospital. El estado de salud del jiennense y el empeño de todo el personal del centro sanitario han hecho posible que el enlace se convirtieran en un momento realmente especial para los protagonistas y para sus acompañantes.