Un rebelde con causa

Está especializado en decir las cosas a la cara, sin paños calientes y con la mirada puesta siempre en su tierra. Tanta sinceridad le costó más de un dolor de cabeza y algún que otro tirón de orejas que acostumbra a superar a golpe de sentido común. Son tan contundentes sus argumentos que llegó un momento en el que el teléfono cesó de sonar. El “enemigo íntimo” lo dejó por imposible. Juan Fernández Gutiérrez vive con el convencimiento de que seguirá fiel a los principios bajo los que se sometió, por primera vez, al voto del ciudadano. Al alcalde de Linares no le va la marcha política. Es un “roquero” que se mueve por la música del pueblo.

    24 feb 2014 / 14:56 H.

    Tiene claro que solo un latigazo del corazón lo obligará a dejar de remar por su ciudad. Ni siquiera le hará falta tener en la mano el bastón de mando para hacerlo. Le bastará con la salud. Su intención es navegar para embarcar en el mejor puerto y, si la “marea” lo permite, continuar como capitán del barco. Lo que ocurre es que no dependerá de él tan trascendental decisión. Por segunda ocasión en su intensa trayectoria como máximo dirigente del Ayuntamiento se someterá a la opinión de la militancia.
    La agrupación socialista linarense lleva en sus manos el futuro de Juan Fernández. Es el líder entre los líderes y hay quienes tienen claro que plantar cara a los “juanfernandistas” se puede traducir en un fracaso en las urnas. Es pronto para hablar de elecciones municipales cuando a la vuelta de la esquina están las “lejanas” europeas. Sin embargo parece el momento oportuno para tomar posiciones y llegar fortalecidos a la cita. La primavera y el verano serán claves para la proclamación de los candidatos en los noventa y siete municipios jiennenses. En el Partido Popular de Linares tienen ya claro que será Ángeles Isac quien dará la batalla política. En el Partido Socialista, una fuerza dominante con tendencia nacional a la baja y andaluza emergente, pocos imaginan un cambio de cartel. Una mujer con garra y un hombre con acreditada experiencia en la gestión se verán las caras en una reñida convocatoria en la que nada está ganado ni perdido.
    El alcalde de la ciudad minera, “director” de la “orquesta” municipal desde 1999, no puede remediar rescatar del olvido la vena sindicalista que lo condujo a ingresar en el PSOE recién estrenada la democracia. Clama contra las injusticias y los incumplimientos que afrentan a su patria chica y en su armario no cuelgan más camisetas que las que lucen el eslogan del pueblo. En su apuesta por un relato propio hay varios capítulos de enfrentamiento con la administración con la que comparte signo político, la Junta de Andalucía. Santana Motor, el Plan Linares Futuro o el Campus Científico y Tecnológico son motivos más que suficientes para el arrebato. Fiel a la filosofía que encontró en los libros universitarios, no se achanta ante quienes tienen la potestad de llamarlo al orden y se declara partidario de la sinceridad por encima de todas las siglas.
    Juan Fernández no tiene temor ante la que se avecina. Huye de los sondeos que atemorizan a los alcaldes y centra su batalla en la calle, en personas, con nombres y apellidos, que tienen como único futuro la pelea diaria por un trozo de pan. Su encuesta es su propia conciencia y se queda con el cariño que le regalan, cada día, los vecinos que lo saludan a su paso. Reclama el constante regreso a los orígenes de uno mismo para encontrar la autenticidad y promete mantener una actitud reivindicativa, siempre al lado de los suyos, bajo un lema transparente: “Un pueblo unido jamás será vencido”. En su mente no hay sitio para quienes viven de los intereses partidistas. Puede que tanta claridad dialéctica lo conduzca hacia un callejón sin salida. Existen convencidos de que su discurso sufre un desgaste importante, los mismos que ven en la renovación una vía de escape para aparcar a un alcalde enemigo de la disciplina política. Sin embargo, todo hace presagiar que habrá Juan Fernández para rato, un rebelde que vive con una sola causa: el presente y el futuro de Linares.   

    En corto
    Todas las miradas estaban puestas en él. En cierto modo se esperaba que no hubiera noticia, pero se echó de menos un gesto, solo uno, que diera pistas sobre el futuro del alcalde de Jaén. El candidato a la presidencia del PP en Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, echó la mañana del viernes en la capital y no dio ni un titular. Se paseó, detenidamente, por el Ayuntamiento y la Catedral y tuvo su “minuto de gloria” en el Hotel Condestable, rodeado de los suyos. Se llevó el apoyo del partido jiennense, el enfado de los periodistas, con los que no medió palabra, y el secreto de la cada vez más dudosa marcha de José Enrique Fernández de Moya.