Su última "ronda"

La última “ronda” como alcalde de Jaén se la tomó en la fábrica más emblemática de la ciudad. No es que la espuma cervecera sea santo de su devoción, pero hay que conocer que hasta los menos asiduos a ella se convierten en acérrimos seguidores cuando se trata de brindar. Brindar por el presente y por el futuro, sin olvidar el pasado.

23 nov 2015 / 11:15 H.

José Enrique Fernández de Moya, hombre de buenas costumbres y amante de lo de toda la vida, no quiso perderse la tradicional presentación de la Cruzcampo de Navidad antes de poner rumbo a Madrid. Fue su último acto público con el bastón de mando en la mano, un simbólico objeto que deja en herencia a un gran amigo y compañero, Javier Márquez.
El día de hoy quedará reflejado en rojo en el calendario de su trayectoria. Tan importante fue tomar las riendas del cargo como dejarlas. El pleno en el que se desprenderá de la Alcaldía de Jaén marcará un antes y un después en una carrera jalonada de éxitos y no exenta de malos ratos. Dicen quienes lo conocen que José Enrique Fernández de Moya (Jaén, 1969) llegó a la política un poco después de hacer la Primera Comunión. Ironías aparte, fue en 1991 cuando se estrenó en un Partido Popular en el que despuntó a la primera de cambio. Poco ha cambiado desde aquellas ruedas de prensa como “pipiolo” de Nuevas Generaciones en las que los periodistas ya amenazaban con cortar. Sigue igual. Ni sus más exigentes asesores consiguieron convencerlo de sus excesos en el uso de la palabra. Continúa con el aspecto ordenado y metódico que le caracteriza y se mantiene fiel a todo lo que de verdad le importa, con la familia siempre en el más alto de los peldaños. Esa frase tan pronunciada de “mi partido y mi familia, mi familia y mi partido...” lo dice todo de un hombre que, aunque escaso en don de gentes, es realmente sencillo, de costumbres y, sobre todo, dueño de lo que tiene. Nadie le regaló su destino. Profesor titular de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Jaén, presume de tener la vida resuelta después de dejar agujeros en la mesa de tanto hincar los codos. Le sobran los motivos.
En lo personal no hay más que ver cómo le brillan los ojos cuando habla de su mujer, Rosario Ruiz, y de su hijo, José Enrique. En lo profesional, es un profesor de reconocido prestigio y en lo político, un huracán. Poco le queda por hacer en una tierra en la que tocó todos los palos orgánicos hasta llegar al de la gestión desde el balcón del Ayuntamiento de esa ciudad a la que él se refiere como la del Santo Reino. A punto de cumplir sus bodas de plata en el Partido Popular, se marcha de su tierra con la sensación del deber cumplido. Hizo lo que pudo en unas circunstancias tan difíciles que sirvieron en bandeja a sus detractores las críticas a la inactividad, el estancamiento y el abandono. Dicen de él que le costó sudor y lágrimas quitarse la chaqueta de presidente del partido para enfundarse la de alcalde. Es lo que tiene ser un político de raza. Como buen jugador de baloncesto, supo encajar el desprecio de sus adversarios y devolver el balón a quienes, dentro de su propia cancha, se afanaron en poner zancadillas. Dios no se queda con nada de nadie.
Hoy empieza otra carrera. El Congreso de los Diputados será el trampolín perfecto para dar el verdadero salto de su vida.

En corto
Para los supersticiosos no es un buen número, pero esa es la cifra de partidos que, finalmente, concurrirán a las elecciones generales. Se trata del Partido Socialista; el Partido Animalista contra el Maltrato Animal; Ciudadanos; Partido Popular; Unión, Progreso y Democracia; Solidaridad y Autogestión Internacionalista; Ciudadanos Libres y Unidos; Unidad Popular: Izquierda Unida Los Verdes Convocatoria por Andalucía, Unidad Popular en Común; Andaluces de Jaén Unidos; Podemos; Recortes Cero-Grupo Verde; VOX, y Partido Comunista de los Pueblos de España. Siete hombres y seis mujeres encabezan las candidaturas jiennenses al Congreso de los Diputados. Hay donde elegir.