Blog El Tranvía: A por los temidos avales
La auténtica cuenta atrás para la celebración de elecciones primarias en un Partido Socialista con el corazón “partío” empieza verdaderamente hoy. El plazo está abierto para presentar las consabidas candidaturas a la Alcaldía de Jaén, y en un tiempo récord de una quincena tienen que estar las cartas sobre la mesa para que la militancia acuda a las urnas. Todavía se desconoce si llegará ese día. Todo depende de los avales, esas temidas firmas fijadas con nombres y apellidos que para los socialistas significan mucho más que democracia y participación internas.
Hay 3 nombres en el tablero de una partida de ajedrez que nadie sabe cómo acabará. Manuel Fernández Palomino, Fernando Calahorro Téllez y Miguel Sola Martínez. Cada uno está obligado a recabar, como mínimo, el respaldo de 130 militantes de una “cartera” que apenas supera los 600. ¿Saldrán las cuentas? En un partido en el que la división interna hace mella hay quienes dicen que al menos 100 están dados de baja y, por lo tanto, no podrán votar el 19 de octubre. Ya hay 500. Y las cifras se complican para algunos si se toma en cuenta que gran parte de quienes guardan en su bolsillo el carné socialista mantiene algún tipo de relación laboral con la Diputación de Jaén. Blanco y en botella. Ni que decir tiene que, a ojo de buen cubero, ganará la oficialidad.
¿Y quién representa la oficialidad? El secretario general de la agrupación municipal, Manuel Fernández Palomino, quien puede que no tuviera interés alguno en ser uno de los candidatos y que, incluso, intentara hasta última hora dejar el “marrón” al Pedro Sánchez de Jaén, Julio Millán, retirado a tiempo de una carrera que no va con él. Al menos por el momento. Sin embargo, tendrá que apechugar con las temibles circunstancias, hacer de tripas corazón y cumplir con la responsabilidad que asumió cuando cogió las riendas de una agrupación que, según él, se encontraba a la deriva.
Él tiene todas las “papeletas” para conseguir los avales exigidos. En medio está Fernando Calahorro, quien, enfadado con los últimos movimientos internos que lo apartaban del camino de ser alcalde de Jaén, decidió dar el paso y romper un consenso que realmente nunca existió. Está convencido de que reunirá a su gente para llevar su candidatura a buen puerto. Lo que ocurre es que hay quienes hablan de una estrategia escondida que habrá que destapar más pronto que tarde. Y algo tiene que ver en esa maniobra entre bambalinas Rafael Valdivielso, el otro autodescartado a cambio de qué. Porque nadie da duros por pesetas, mucho menos en política. Puede que a Calahorro le pase como a Juan Torres, otro socialista que decidió enfrentarse al candidato oficial —Marcos Gutiérrez— en las únicas primarias celebradas en la capital, allá por el año 1999. ¿Qué fue lo que ocurrió entonces? Juan Torres ganó las elecciones internas, pero perdió las de la ciudadanía. Achacan los motivos a la falta de financiación de una campaña que no contó con fuerza para calar entre los jiennenses.
El tercer aspirante al bastón de mando, Miguel Sola Martínez, gerente de Urbanismo en la anterior legislatura. Los que están en el “meollo” aseguran que lo tiene difícil para que haya 130 militantes dispuestos a plasmar sus nombres y apellidos en un papel. Su nombre sorprendió, incluso, entre quienes forman parte del considerado ahora sector crítico. Una reunión tendrá que ratificarlo esta misma semana, pero todo parece indicar que, tirados al barro, los llamados “peñalveristas” están dispuestos a darlo todo para quedarse con lo que creen que realmente les pertenece. Tal vez haya también algo de estrategia en este juego de cartas en el que lo único que está garantizado es que hay demasiado interés por celebrar elecciones primarias, después de los 3 últimos intentos fallidos. 3 candidatos enfrentados en unas reñidas urnas en las que los tambores de guerra suenan cada vez con más fuerza. Tiempo al tiempo.
En corto
Se oyen campanas de retirada
Estaba llamado a ser el sustituto del alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, cuando su nombre sonó con fuerza para el cargo de secretario andaluz del Partido Popular. El actual concejal de Urbanismo, Francisco Javier Márquez, agotará el mandato encomendado. Sin embargo, con él no será posible un relevo en la siguiente legislatura —si el Partido Popular gana las elecciones, tal y como dicen las encuestas—, porque su retirada del escenario municipal es ya un secreto a voces. Mucho tiene que cambiar la cosa para que el edil que más simpatía despierta dentro y fuera de su partido no regrese a su vida profesional como abogado en ejercicio.
Hay 3 nombres en el tablero de una partida de ajedrez que nadie sabe cómo acabará. Manuel Fernández Palomino, Fernando Calahorro Téllez y Miguel Sola Martínez. Cada uno está obligado a recabar, como mínimo, el respaldo de 130 militantes de una “cartera” que apenas supera los 600. ¿Saldrán las cuentas? En un partido en el que la división interna hace mella hay quienes dicen que al menos 100 están dados de baja y, por lo tanto, no podrán votar el 19 de octubre. Ya hay 500. Y las cifras se complican para algunos si se toma en cuenta que gran parte de quienes guardan en su bolsillo el carné socialista mantiene algún tipo de relación laboral con la Diputación de Jaén. Blanco y en botella. Ni que decir tiene que, a ojo de buen cubero, ganará la oficialidad.
¿Y quién representa la oficialidad? El secretario general de la agrupación municipal, Manuel Fernández Palomino, quien puede que no tuviera interés alguno en ser uno de los candidatos y que, incluso, intentara hasta última hora dejar el “marrón” al Pedro Sánchez de Jaén, Julio Millán, retirado a tiempo de una carrera que no va con él. Al menos por el momento. Sin embargo, tendrá que apechugar con las temibles circunstancias, hacer de tripas corazón y cumplir con la responsabilidad que asumió cuando cogió las riendas de una agrupación que, según él, se encontraba a la deriva.
Él tiene todas las “papeletas” para conseguir los avales exigidos. En medio está Fernando Calahorro, quien, enfadado con los últimos movimientos internos que lo apartaban del camino de ser alcalde de Jaén, decidió dar el paso y romper un consenso que realmente nunca existió. Está convencido de que reunirá a su gente para llevar su candidatura a buen puerto. Lo que ocurre es que hay quienes hablan de una estrategia escondida que habrá que destapar más pronto que tarde. Y algo tiene que ver en esa maniobra entre bambalinas Rafael Valdivielso, el otro autodescartado a cambio de qué. Porque nadie da duros por pesetas, mucho menos en política. Puede que a Calahorro le pase como a Juan Torres, otro socialista que decidió enfrentarse al candidato oficial —Marcos Gutiérrez— en las únicas primarias celebradas en la capital, allá por el año 1999. ¿Qué fue lo que ocurrió entonces? Juan Torres ganó las elecciones internas, pero perdió las de la ciudadanía. Achacan los motivos a la falta de financiación de una campaña que no contó con fuerza para calar entre los jiennenses.
El tercer aspirante al bastón de mando, Miguel Sola Martínez, gerente de Urbanismo en la anterior legislatura. Los que están en el “meollo” aseguran que lo tiene difícil para que haya 130 militantes dispuestos a plasmar sus nombres y apellidos en un papel. Su nombre sorprendió, incluso, entre quienes forman parte del considerado ahora sector crítico. Una reunión tendrá que ratificarlo esta misma semana, pero todo parece indicar que, tirados al barro, los llamados “peñalveristas” están dispuestos a darlo todo para quedarse con lo que creen que realmente les pertenece. Tal vez haya también algo de estrategia en este juego de cartas en el que lo único que está garantizado es que hay demasiado interés por celebrar elecciones primarias, después de los 3 últimos intentos fallidos. 3 candidatos enfrentados en unas reñidas urnas en las que los tambores de guerra suenan cada vez con más fuerza. Tiempo al tiempo.
Se oyen campanas de retirada
Estaba llamado a ser el sustituto del alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, cuando su nombre sonó con fuerza para el cargo de secretario andaluz del Partido Popular. El actual concejal de Urbanismo, Francisco Javier Márquez, agotará el mandato encomendado. Sin embargo, con él no será posible un relevo en la siguiente legislatura —si el Partido Popular gana las elecciones, tal y como dicen las encuestas—, porque su retirada del escenario municipal es ya un secreto a voces. Mucho tiene que cambiar la cosa para que el edil que más simpatía despierta dentro y fuera de su partido no regrese a su vida profesional como abogado en ejercicio.