¡Besos para todos!

El verano es la temporada generosa. Al menos en lo físico. Tiempo de entrega, de generoso intercambio, de mostrar cuanto tenemos de envidiable: un descapotable, la tableta abdominal curtida en duras sesiones de gimnasio, las últimas adquisiciones outlet, según se entra en Madrid a la derecha... hasta parece que el sol nos provoca una especial energía a la hora de empinar el codo, o activar sudores compartidos en la siesta. También para el abrazo fraterno o familiar, o para el beso, en su interminable gama de significados.

    20 ago 2014 / 15:25 H.


    Veamos cómo el mensaje bilabial vale para casi todo. Puedes sufrir “rescordera” (sabio vocablo pealeño) cuando lees cómo un alto ejecutivo “cajero”, de caja de ahorros, animaba a sus empleados a vender preferentes. “Estarán cinco años dándonos besos”, profetizó.

    Con tan escasa fortuna como la del superministro de Guindos cuando predijo que el rescate de la banca tendría coste cero para los ciudadanos... ¡jejeje! Sólo en Caixa Cataluña se nos han ido 11.500 millones de euros. Menos mal que el Gobierno de Rajoy nos baja los impuestos —dice don Mariano—, a la par que obliga a las comunidades autónomas a seguir recortándonos en lo más básico.

    Un presidente que administra 120.000 millones de euros, tiene la inmensa bondad de destinar 16 millones para los comedores escolares en los tiempos de patata y macarrones por los que atraviesa buena parte del país. Es para matar a nuestro prócer máximo... ¡a besos, naturalmente!

    Un buen morreo, por aquello del morro, se gana el pobre Jordi Pujol, espejo de gobernantes, travestido en un Alí Babá que hace frente a la Espanya saqueadora de las arcas catalanas.

    Claro, que los mejores besos de este verano se los ganan, en mi Olimpo particular, el bueno de Robin Williams, envidiable capitán inspirador de todo un club de enseñantes, poetas e irreverentes, y la soñolienta Lauren Bacall. El cielo, con ella, se hace totalmente apetecible.