Begíjar sale del "limbo"
Una infraestructura sin dueño, un legado de la historia sin escudero y un patrimonio condenado por el “enredo” de competencias. Esa era la situación a la que parecía estar abocado el Puente del Obispo, ubicado entre los municipios de Baeza y Begíjar.
Su valor es difícil de calcular porque es uno de los primeros del Renacimiento hispano. Lo mandó construir el obispo Alonso de la Fuente del Sauce, a principios del siglo XVI, para evitar los graves problemas causados por las crecidas del río, que todos los años destruían el camino que llevaba a ciudades Patrimonio de la Humanidad. Lo que sí se puede cuantificar es su deterioro, agravado por las lluvias de la última década. Unos desperfectos de los que, hasta ahora, nadie se hacía responsable. Consecuencia de un “maremagnum” de competencias y de burocracia que situaba al viaducto en manos de nadie.
Asociaciones como Proyecto Cultura Joven de Begíjar denunciaron, en reiteradas ocasiones, el estado de abandono del Puente del Obispo. Un deterioro que ve su reparación cada vez más cerca, sobre todo desde que se esclarece quién es el organismo titular de la infraestructura. No es un asunto baladí, ni mucho menos, porque los costes de la rehabilitación recaen, precisamente, en el propietario. La Subdelegación del Gobierno lo tuvo claro desde el primer momento, el puente no es suyo, ni de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Y es que este organismo solo se hace cargo de la gestión del agua y de la prestación de servicios técnicos —a entidades públicas o privadas— para garantizar la seguridad de las infraestructuras. El Ayuntamiento de Baeza tampoco asume la responsabilidad, al considerar que el viaducto está incluido en el catálogo patrimonial de Begíjar. El alcalde de este núcleo urbano, Damián Martínez, niega la titularidad. Es más, recuerda que el Ayuntamiento se puso en contacto con las distintas administraciones para ver cómo se podía reparar.
Ahora, se esclarece que el Puente del Obispo es titularidad de la Consejería de Fomento (antigua Obras Públicas). No solo asume la competencia sino que da un paso más para su reparación. Los técnicos elaboran ya un primer estudio de campo para determinar el estado de la infraestructura. A simple vista, y solo según los primeros indicadores, parece ser que no sufre daños estructurales, si no más bien estéticos. El Puente del Obispo está formado por cuatro bóvedas desiguales de cañón, de sillería de arenisca, aparejada en hiladas de altura también desigual. La rasante es inclinada, y tiene una torre cuadrangular en su extremo más alto. Las pilas que sostienen los arcos, poseen tajamares, y se remata con un pretil de fábrica. Es uno de sus arcos, en de la zona sur, el que peor aspecto presenta, principalmente, por la falta de limpieza del cauce del río que pasa a sus pies.