Beas de Segura.- La nobleza del toro ensogado y el patrimonio de Segura, unidos con aerosol

El toro ensogado de San Marcos, el Castillo-Alcazaba de Segura y un guiño a la pasión de volar son las tres piezas del puzle que sintetiza las singularidades de la vasta y diversa comarca segureña. Las tres se abren como un mirador excepcional en Beas. 

    31 ene 2011 / 12:18 H.


    Día cuarto. En la calle Paraíso de Beas de Segura hay una ventana de tres metros de largo por dos y medio de alto con vistas privilegiadas al fastuoso castillo árabe de Segura de la Sierra. Su cielo siempre es azul y lo corona el ala de un parapente. En ella, la realidad es del color de la sierra semivirgen que caracteriza a esta comarca y la nobleza del toro bravo de lidia y del astado sanmarquero tiene las tonalidades de los espráis Montana 94.
    Esta ventana, que se abre a la comarca de Segura, ocupa la pared del soportal del centro asistencial de Beas, y cada día es la primera imagen que ve Rosa Rubio cuando sale de su casa, en el número 4 del Paraíso. Con 74 años, esta beatense lleva a gala sus raíces serranas. Sus padres, sus abuelos y sus tatarabuelos —dice— fueron de Beas y conoce cada rincón del municipio y las historias que esconde. Lo ha visto crecer y desarrollarse. Dejar atrás los duros años de la posguerra y afrontar un presente cargado de futuro, sin perder un ápice de su idiosincrasia y del carácter genuino que identifica a sus gentes.
    Segura suena a rumor de agua, huele a pino y libertad y sabe a carnes a la brasa y a aceite ecológico. Es tierra de gentes sencillas y llanas, de hablar sincero y sin tapujos, de manos fuertes para el trabajo y de brazos abiertos para acoger al extranjero. Es comarca de interior, pero en el pasado lo fue “marítima”. Corría el siglo XVIII y la calidad de sus maderas y su bajo coste la convirtieron en la principal abastecedora de madera para el país. Dicen las crónicas que sólo en un siglo se llegaron a talar 280 millones de árboles.
    Ahora, aquella explotación indiscriminada queda lejana y sus montes son uno de sus principales reclamos turísticos. A los pies de Hornos se extiende el embalse más grande de la provincia, El Tranco, y águilas reales o quebrantahuesos son algunas de las especies que planean por cielos perfectos para los amantes del paramotor, del paracaídas y el parapente gracias a esa envidiable cima de 1.809 metros de altura que tiene forma y nombre de yelmo. Con 1.931 kilómetros cuadrados, Segura es la comarca más extensa de la provincia jiennense. Abarcarla en una alegoría pictórica es todo un reto y lograrlo es lo que se propusieron Diario JAEN y Miguel Ángel Belinchón, “Belin”. El resultado, después de cinco horas de trabajo ininterrumpido, es esta ventana única que ya “celebran” los vecinos de la calle Paraíso de Beas de Segura, y también el alcalde, Sebastián Molina, que destaca la idoneidad de su emplazamiento. La combinación entre el Castillo de Segura y el parapente es perfecta, pero si hay un motivo que enorgullece a los beatenses es el toro ensogado que amenaza con salir del mural y echar a correr por el pueblo para las populares fiestas de San Marcos. El material de esparto que ha recreado el grafitero linarense hace enmudecer a los vecinos. “Está de lujo y nos viene como anillo al dedo”, comenta Antonio García Portaz. Asombra el realismo de la soga e imponen la precisión y el naturalismo del astado. La maestría de Belin con los espráis congrega pronto alrededor del mural a un nutrido grupo de personas no sólo de la comarca segureña. Es el caso de Andrés Murillo que, junto con su mujer, ha recorrido 70 kilómetros desde Baeza atraído por el anuncio en Diario JAEN del reto de enero: “Pintamos 10 ciudades”. También han respondido a la llamada del arte un hombre de circo y teatro como Paco Pacolmo; el pintor y escultor José Ríos; el delegado de Obras Públicas y Vivienda, Rafael Valdivielso, y el alcalde pedáneo de Peñolite, Sebastián Bustamante. Todos coinciden en la definición pictórica del artista y en la combinación poderosa que resulta de un juego visual que ensalza las particularidades de una comarca inabarcable.