Bankia, los que pasaron y los que vendrán
Este país de las Españas lo tiene todo, todo, todo. Hasta “honorables señores” que no tienen vergüenza ni honradez y su falta de escrúpulos hace que se atrevan a realizar maquiavélicos actos, tan indignos, que sus propios los dignifican para ponerlos en el brillante pedestal apolillado de la honorabilidad:
cuya propia carcoma en sus avaricias insaciables y las traperas pugnas de poder acaban bajándolos de la inmerecida peana: tirándolos a los pies del pueblo, para que desde el “linchamiento popular”, que absuelve de la acción de la justicia, cobardemente le sirva en bandeja entre insultos y cabreos de tabernas y bares de copas la impunidad de sus malvados actos y avaras fechorías dándole salvoconducto para que sigan saqueando. “No son ayudas a Bankia sino capital; no hay que devolver nada”. Menudo peligro para el sufrido pueblo y menudo filón para los pícaros saqueadores cargan las palabras pronunciadas por Goirigolzarri ante la prensa. Bankia, los que pasaron y los que vendrán: socializando a posteriori el saqueo que cometen para, desde los formalismos y legalismos dudosos, llevarse el dinero a espuertas a sus ansiosos bolsillos que les garantiza el cumplimiento de sus ambiciones materiales e inmorales convicciones. ¡No en mi nombre! Deseo enormemente, por el honor y la memoria de los genuinos honorables de la historia, que los saqueadores que se visten de honorables señores y utilizan falsas gentiles caretas que desde la maligna cultura de lo fácil y el pelotazo barren la decencia, la ética y la moral: acaben ante la justicia pagando sus vomitivos desmanes. Hasta que esto no ocurra la gente no aprenderá a vestirse con el traje de la decencia.
José María Hermoso es comerciante