Ayuda al desarrollo: amor fraterno

Actualmente, España destina un 0,16 % de su renta nacional bruta a la ayuda al desarrollo de los países más desfavorecidos. No solo está a años luz del 0,7 % que recomienda la Organización de las Naciones Unidas, sino muy por debajo también del 0,41 % que supone la media europea. Aún peor: se prevé que a finales de este año bajemos al 0,13 %, nivel similar al que teníamos a finales de los ochenta. Recurrir a la crisis interna como excusa para que reducir la ayuda externa, es un artilugio argumental que acaba dañándonos: si la “caridad ha de empezar por uno mismo”, serán los potentados y las grandes fortunas los que cuidarán lo suyo, lógicamente, a costa de lo nuestro. Más allá de las coloristas y mediáticas visitas institucionales a países tercermundistas, reconforta que la callada solidaridad ciudadana abarrote los bancos de alimentos y que todavía haya organismos públicos, como la Diputación, que incluso ha subido su porcentaje de ayuda a la cooperación internacional, o el ente público ISE, que acaba de donar un segundo contenedor de material escolar en desuso al municipio nicaragüense de San Rafael del Norte.

    16 abr 2014 / 22:00 H.