Ausencias fotográficas

Los escritores saben que las ideas se enriquecen escribiendo el texto, pero a veces la redacción final tiene poco que ver con el pensamiento cultivado en la memoria. Los cuentos, como narran las peripecias de un protagonista, pueden llevarnos algún día a escribir sobre los balances de este periódico con los personajes que cada mes aparecen más veces fotografiados: Francisco Reyes, presidente de la Diputación, Juan Lillo, subdelegado general del Gobierno de España, y José Enrique Fernández de Moya, alcalde de Jaén. Son los que habitualmente figuran en mayor número de fotografías, pero el análisis pendiente es el cualitativo porque probaría la calidad política de los personajes. En el año que corre, el paradigma más dramático lo refleja la ausencia del subdelegado del Gobierno donde surgen problemas de su competencia, como en “la lengua de tierra de Pozo Alcón”, donde el señor Lillo debía haber estado desde el primer momento, pero envió a unos técnicos que no son incompatibles con su presencia. Un caso extraño, el protagonista de este cuento aparece con frecuencia inaugurando una o dos farolas o firmando convenios innecesarios porque las obligaciones que contienen ya están definidas en las competencias legales. Lo más duro de la galería fotográfica es que no figuran planes o proyectos para sacar a la provincia del pozo en el que sigue; no aparecen actuaciones sobre lo urgente y necesario, sino asuntos que ligados a la ética: El alcalde de Jaén ha considerado reiteradamente a la ciudad un segundo o tercer plato respecto a la posibilidad de lograr un cargo en su organización política que, finalmente, no ha sido el que pretendía, pero tampoco ha mostrado remordimiento ni presentado disculpas por el desdén o desprecio practicado con Jaén en ese tiempo, casi ofendiendo a los jiennenses; pero, sobre todo, a los militantes del Partido Popular y a quienes le votaron. La memoria aporta como ejemplo contrario a Zoido, que al ser elegido secretario general del Partido Popular Andaluz afirmó que su prioridad era Sevilla y la Alcaldía para la que había sido elegido. Un detalle suficiente para reclamar disculpas a quien debió darlas y en lo sucesivo más respeto a la ciudad y su ciudadanía. J. J. Fernández Trevijano es periodista

    20 mar 2014 / 23:00 H.