Asustados por el pastor

La moral. O por ser más precisos, la falta de ella. Ese era el concepto sobre el que divagó el ya famoso cura de Canena. Sorprende que profesionales tan versados en el dominio de la palabra, la escena, la entonación y el ritual fallen estrepitosamente en el guion. Ahora que un Papa “moderno” pretende crear escuela en el fondo y en las formas, estos renglones torcidos de Dios emborronan la encíclica. Siguen en blanco y negro.

10 may 2014 / 22:00 H.

Desconozco el extraño mecanismo que llevó al párroco a introducir la violencia sexista en una homilía de una Primera Comunión, aunque los niños, ante tan peregrinos pensamientos, llevarían pensando en los regalos un buen rato. Criaturas. Los adultos, sin embargo, percibieron lo inoportuno del sermón y la barbaridad que encerraba. Y es que el púlpito se torna, a veces, en plataforma diabólica. Parte de una posición de altura sobre el rebaño, no iguala, no desciende al terreno, se eleva sobre él. Desde allí hay quien, con la calentura del momento, verbaliza pensamientos alojados en una despensa ideológica poco ventilada. A Rouco Varela, de ceño fruncido y voz taimada, le pasaba a menudo. Sí. Lejos de infundir respeto generaba miedo en unos y quedaba en caricatura para otros muchos.       
A Pedro Ruiz le costó primero aclarar sus palabras y un mundo pedir clemencia. En este sentido estuvo casi rápido a tenor de cómo gestionan los tiempos del perdón en su empresa. Pedirlo al cabo de los siglos es muy de la institución. Galileo Galilei, de hecho, salió anteayer de la parrilla. El mundo entero se equivoca, nosotros no. Líbrenos el Señor de creernos siempre en posesión de la verdad y puestos a modernizar la parroquia cuelguen, en internet, una homilía “ad hoc” para infundir buenos valores a esos infantes ilusionados. Aunque sea predicar en el desierto, los tiempos cambian por más que algunos se queden en fotos fijas del universo y de los moradores que lo poblamos. Pero como diría el astrónomo, “y sin embargo se mueve”. Y nosotros con él.