Artur Mas

Francisco Roldán desde Jaén. Lo de Mas es de 'Cum Laude' al trastorno permanente. Cada vez que veo que un político no sabe por donde tirar y se muestra incoherente cojo el librito del psiquiatra José Cabrera, 'La salud mental de los políticos', y lo hojeo en varias páginas que tengo subrayadas. Y he aquí que encuentro solución a mis preguntas:

    13 jun 2013 / 18:34 H.

    ¿está Mas, el president catalán, equilibrado?, pues no, la verdad, para qué esconderlo. No sólo no está equilibrado sino que ha perdido el Norte. Busco y rebusco en los trastornos de personalidad y me encuentro con la paranoide, la esquizoide, la esquizotípica, histriónica, narcisista, disocial, límite, obsesiva, dependiente, por evitación y mixta; esta última engloba rasgos de varios trastornos a la vez. Y en esa está el político catalán. Lo problemático del caso es que es muy complicado encontrarse una persona que junte todos los trastornos en uno, por eso de lo cum laude del principio. Para entendernos, un paranoide presenta un patrón de conducta que gira en torno a la suspicacia y la desconfianza permanentes. Saltan a la mínima e interpretan maliciosamente las intenciones de los demás. ¿Os suena de algo respecto a la personalidad de Mas? Sigamos. El esquizoide es como Don Quijote: “el mundo interior es el que prevalece sobre el exterior y desde dentro se proyectan hacia fuera múltiples ideas poco realistas, hasta el punto de chocar casi siempre con lo cotidiano y con la vida misma”. Qué os voy a contar más. Y sigue: “chocan frecuentemente con los datos objetivos que suelen interpretrar como errores de otros”, lo de la última encuesta, en la que CIU pierde casi la mitad de su electorado, no es culpa de él. Por su parte el histriónico tiene que estar en permanente estado de llamar la atención. Si vida es una constante escenificación. La verdad. El narcisista es además el más guapo, el más listo y el más eficaz; la falta de autocrítica les impide ver la realidad. Y una necesidad imperiosa de admiración: él quiere ser el president que lleve a la independencia a Cataluña, caiga quien caiga. La personalidad disocial o psicópata, encaja perfectamente en el personaje: “desprecio explícito por las normas”, imponiendo las suyas, se va a un referendum sí o sí, si no es por el derecho español, por el de la Haya o por donde la hubiera, o se inventa. Un dirigente disocial se parece mucho a un dictador, se hace lo que a ellos les viene en gana y punto. El obsesivo tiene que tener todo controlado, el orden y el control son todo uno. La suerte no existe para estas personas; de ahí que cualquier imposición externa sea una tragedia para ellos: la Ley Wert por ejemplo, que solivianta a Mas más que otra cosa, sobre todo por la falta de control del asunto educativo. Mas es dependiente. Ojo que este aspecto es interesante, Mas depende de ERC ya que se ha arrojado a su brazos sin protección. El gran problema de los dependientes es que pierden su propia identidad y se fusionan psicológicamente con aquel de quien dependen: ERC. ¿Cuál puede ser el final?, no hay otro camino, el desastre. ¿Y quién es el mixto?, aquel que reúne en sí mismo varios trastornos de los descritos. Yo que Mas me pondría en manos de un psiquiatra, creo que lo necesita, urgente.
    (Presidente de la Asociación Española de Consultores Políticos)