Arte como bandera para clamar contra la lacra de los desahucios

Elios Mendieta Rodríguez / Jaén
Uno de los escritores que más han narrado sobre causas sociales que atormentan a la sociedad, ya sea en su alegato contra la clase política de 'Ensayo sobre la lucidez' o en su escepticismo a la fe religiosa de 'El evangelio según Caín', entre otras, es el Premio Nobel portugués José Saramago. Este, partidario de la anexión hispano-portuguesa, dio vida en 'El año de la muerte de Ricardo Reis' al poeta luso Fernando Pessoa, con un bonito y conmovedor homenaje a sus raíces lisboetas.

    20 mar 2013 / 16:56 H.

    Pessoa es, precisamente, uno de los padres espirituales de lo que hoy se conoce como poesía visual. “Vivir no es necesario, crear sí”, dice una de sus más celebres frases, una especie de “abc” con el que anima a crear, y a la vez, intenta dar voz a un mensaje. Un mensaje que no procede de la palabra, como tan magistralmente hacía Pessoa, pero que sí se transmite como una imagen. Esta es, a grandes rasgos, la esencia de la poesía visual, una rama de la poesía experimental que, para beneficio del arte, está en pleno auge, y cuyo conocimiento es cada vez mayor.
    Una de las ventajas de este arte es que puede usarse como  canal comunicativo con cierta eficacia, y es vital para levantar la voz, como lo hicieran Saramago o Pessoa, contra las injusticias sociales. Así, con este mensaje, se ha montado, en Cazorla, una exposición que clama contra una de las mayores y más lastimosas injusticias sociales que, por desgracia, está demasiado candente en la actualidad. Esta lacra es la de los desahucios, por lo que numerosas personas pierden su casa cada día. La exposición lleva por nombre “Poesía Visual contra Desahucios”, y tiene en el poeta visual Antonio Monterroso como uno de sus impulsores.
    Por lo tanto, el municipio de Cazorla ha querido hacerse eco del modelo de este artista, y el pasado lunes, inauguró una exposición con más de una treintena de pinturas, fotografías, ilustraciones y esculturas. Esta muestra aúna trabajos de artistas procedentes de Latinoamerica, como de los argentinos Alejandro Thornton y Federico Hurtado, entre otros, o de la uruguaya Raquel Orzuj, y de distintos países de Europa, como es el caso del francés Denis Dubois. El propio Monterroso también aporta dos imágenes a esta exposición—una de ellas realmente reveladora, en la que un pájaro hecho de dólar sobrevuela la sociedad—. Pero junto a este elenco de artistas con fama mundial, y es lo que hace más maravillosa y cercana a la exposición, se han unido un nutrido grupo de artistas locales, convertidos en poetas visuales por un tiempo, y que aportan su granito de arena a un problema que, por desgracia, está en boca de todos. “Una exposición así provoca que la gente hable sobre el tema”, reflexiona Antonio Moreno, profesor de Arte, y cuya obra representa un pergamino metafórico en el que conseguir una casa se ha convertido en algo más que un laberinto. Moreno añade que, lo positivo de realizar exposiciones con esta temática,  es que provoca que muchos jóvenes se empiecen a plantear esta disyuntiva. “Hay que buscar nuevas soluciones a los problemas que surgen”, apostilla el docente, que se indigna ante la actual panorámica de la ley hipotecaria española. “No cabe en cabeza humana que el mismo que pierde la casa sea el mismo encargado de pagar el préstamo. La dación en pago podría ser una solución como en otros países”, concluye.
    Similar opinión tiene Asier Soria. El joven estudiante está lejos de tener en propiedad un piso o una casa, pero eso no impide que tenga conciencia del tema, y también ha querido aportar su arte a la causa. Con su escultura “Cuándo” da un toque diferente a la muestra, poblada, sobre todo, de fotografías e ilustraciones. “He querido hacer algo visual para dar un toque de atención”, dice Soria, que piensa que iniciativas como estas son tan necesarias como, lamentablemente, insuficientes. “Los que han provocado la problemática de los desahucios son los que pueden poner coto a esta situación”, asegura.
    Otro ejemplo de lo concienciado que está este problema en la población lo constituye David Melero. Su papel como impresor de algunas de las obras que, posteriormente, iban a ser expuestas, le llevó a interesarse por la muestra, y a ponerse en contacto con la organización para participar como expositor. Su llave, incrustada a un cuchillo, es un claro mensaje de la situación sangrante que significa para muchas personas ser desposeídas de sus viviendas.
    Por tanto, se puede concluir que lo más esperanzador de la exposición es el mensaje que da: El arte es un grito simbólico contra lacras sociales como, en este caso, son los desahucios.