Arcadio Chillón: “A través del juego teatral trabajamos las emociones”
—Se acaba el III Ciclo de Cazorla de Teatro, ¿qué valoración hace y en qué se ha diferenciado a las ediciones pasadas?
—El público nos ha arropado más que los años anteriores. Prácticamente hemos llenado en todas las obras. Las funciones de este ciclo son más actuales y contemporáneas, lo que hace que sean más cercanas. Y, además, hemos apostado más por la comedia que en otras ediciones, pues a los cazorleños le tira más.
—¿Por qué animaría al público al ver hoy la última obra “La santa de tu madre”?
—Es muy divertida. Cuando la escribí, lo hice pensando en todas las madres. No queremos transmitir ningún valor, pero sí se ve el drama de muchas mujeres y, por desgracia, se les valora poco cuando son las que tiran del carro de las familias. Era un homenaje a todas las madres. Es una historia con trasfondo cómico que no deja de ser un drama, con picaresco. Está lleno de chistes y la gente se lo va a pasar bien.
—¿Cómo se siente más cómodo, adaptando al teatro historias ya existentes o escribiendo sus propios guiones?
—Es complicado. Me gustan las dos cosas. Sacar mis propias opiniones de lo que ocurre me gusta mucho, la verdad. Eso sí, desarrollar mis propias historias de la nada tiene también sus ventajas, y es que creas tus propias fantasías y el límite no existe.
—Ha trabajado en el ciclo con actores no profesionales, ¿es más difícil que aparezcan sinergias entre chavales sin formación que con un equipo actoral más formado?
—Es complejo. Yo aúno la interpretación con mis estudios de Magisterio, trato que la psicología de la Educación que estudié me sirva en el trabajo con ellos, esto es, crear lazos, confianzas y un grupo de trabajo que es algo decisivo para poder trabajar.
—¿Qué caracteriza una tarde normal de ensayo del taller?
—No existe una tarde normal [risas]. Siempre llegamos y nos ponemos a jugar. A través del juego teatral descubrimos cosas, pues trabajamos emociones o empatías para crear grupo. Además, los chavales se implican, pues conocen los proyectos que trabajamos y se ofrecen para los mismos.
—En este punto de su trayectoria, ¿qué ha alcanzado y qué le queda por alcanzar?
—He alcanzado el hecho de ponerme al frente y dirigir. Superando muchas metas, y pese al cero presupuesto, lo hemos conseguido. También he conseguido el hecho de saber ayudar a buscar emociones. Lo que me gustaría, ahora, es profesionalizar todo esto que, para mucha gente es una afición, y para mí es mucho más.
—Está el teatro en crisis?
—Sin duda. Mucho. El 21% del IVA hace mucho daño. Conozco a gente que comparte el Mc Donald’s con el escenario e, incluso, compañías grandes que solo pueden salir adelante con subvenciones, pese a estar consagradas y triunfar fuera de España. Hay que reinventarse y buscar nuevas alternativas. La crisis no va a acabar con el teatro.
—El público nos ha arropado más que los años anteriores. Prácticamente hemos llenado en todas las obras. Las funciones de este ciclo son más actuales y contemporáneas, lo que hace que sean más cercanas. Y, además, hemos apostado más por la comedia que en otras ediciones, pues a los cazorleños le tira más.
—Es muy divertida. Cuando la escribí, lo hice pensando en todas las madres. No queremos transmitir ningún valor, pero sí se ve el drama de muchas mujeres y, por desgracia, se les valora poco cuando son las que tiran del carro de las familias. Era un homenaje a todas las madres. Es una historia con trasfondo cómico que no deja de ser un drama, con picaresco. Está lleno de chistes y la gente se lo va a pasar bien.
—Es complicado. Me gustan las dos cosas. Sacar mis propias opiniones de lo que ocurre me gusta mucho, la verdad. Eso sí, desarrollar mis propias historias de la nada tiene también sus ventajas, y es que creas tus propias fantasías y el límite no existe.
—Es complejo. Yo aúno la interpretación con mis estudios de Magisterio, trato que la psicología de la Educación que estudié me sirva en el trabajo con ellos, esto es, crear lazos, confianzas y un grupo de trabajo que es algo decisivo para poder trabajar.
—¿Qué caracteriza una tarde normal de ensayo del taller?
—No existe una tarde normal [risas]. Siempre llegamos y nos ponemos a jugar. A través del juego teatral descubrimos cosas, pues trabajamos emociones o empatías para crear grupo. Además, los chavales se implican, pues conocen los proyectos que trabajamos y se ofrecen para los mismos.
—He alcanzado el hecho de ponerme al frente y dirigir. Superando muchas metas, y pese al cero presupuesto, lo hemos conseguido. También he conseguido el hecho de saber ayudar a buscar emociones. Lo que me gustaría, ahora, es profesionalizar todo esto que, para mucha gente es una afición, y para mí es mucho más.
—Está el teatro en crisis?
—Sin duda. Mucho. El 21% del IVA hace mucho daño. Conozco a gente que comparte el Mc Donald’s con el escenario e, incluso, compañías grandes que solo pueden salir adelante con subvenciones, pese a estar consagradas y triunfar fuera de España. Hay que reinventarse y buscar nuevas alternativas. La crisis no va a acabar con el teatro.
