Apropiación indebida
Desde Jaén. Durán i Lleida ha estado muy desacertado. Mostrar su desacuerdo, ante un proyecto de ley sobre educación, de la manera que lo ha hecho se auto define. Se coloca en el lugar en el que siempre estuvo. Un lugar llamado insensatez. La insensatez en la que se mueve solo se explica porque se encuentra abducido por una ideología caduca. Afirma que el peor ataque que ha sufrido el catalán desde la muerte de Franco”, es el proyecto de reforma de la educación. Una afirmación mentirosa.
Una declaración que confirma la apropiación indebida de una parte de la cultura catalana y española. Durán considera que el catalán pertenece al nacionalismo. Que forma parte de esa ideología contaminada y degradante. El catalán es una lengua patrimonio de los ciudadanos, patrimonio de la humanidad. De todas aquellas personas que libremente la adopten como instrumento de comunicación. El ministro de Cultura Wert ha considerado, muy acertadamente, que la libertad lingüística se estaba violando por parte del nacionalismo catalán y ha optado por corregirlo. Aspira a normalizar la situación que se vive en Cataluña y en algunas comunidades con lengua propia o cooficial. Al nacionalismo en general y al catalán en particular le hace un flaco favor personajes como Durán. Le colocan en una situación muy difícil. Recurrir al victimismo, de forma tan visceral, instrumentalizando una parte de la cultura genera rechazo del conjunto de los ciudadanos. La reforma del ministro Wert es una clara actuación que trata de corregir la situación. Trata de vertebrar el país. Además apuesta por reforzar la libertad. Apuesta porque los padres puedan elegir la lengua vehicular para sus hijos. Algo tan elemental en una democracia, pero que no se cumple en Cataluña o País Vasco. El ministro Wert tiene el apoyo de la mayoría de los ciudadanos con el proyecto de reforma. Aunque habría que retocar algunos aspectos para completar la sensatez. Esperemos que no haya una marcha atrás en la reforma ya que regresaríamos a la imposición idiomática del nacionalismo.Fernando Cuesta Garrido