Anulan la sanción a una guardia civil que llegó ebria a la Academia

El Supremo acaba de dejar sin efecto la sanción impuesta a una cabo de la Guardia Civil, que fue suspendida de empleo durante un mes por llegar en estado de embriaguez a las instalaciones de la Academia. El Alto Tribunal entiende que la conducta no atentó a la dignidad del Instituto Armado, “pues no fue percibida por personas ajenas a la Benemérita”. Es decir, “lo que ocurre en el campo se queda en el campo”, tal y como se dice en el argot futbolístico.  

    18 jul 2014 / 22:00 H.


    Los hechos ocurrieron en la madrugada del 13 de mayo de 2011. La agente, que estaba realizando el curso de ascenso a sargento, se fue de fiesta con varios compañeros. Hicieron una ruta por varios pubs de Baeza hasta que el grupo se separó. Alrededor de las cinco de la mañana, la protagonista de esta historia se presentó en la garita de la Academia “en un evidente estado de plena intoxicación etílica”: ojos brillantes, pupilas dilatadas, habla pastosa, notoria halitosis, descoordinación de movimientos... Los guardias que vigilaban el acceso rápidamente se percataron de la situación y le denegaron la entrada. La cabo les exigió, “de forma desairada”, que se identificasen. A continuación, comenzó a llorar.
    Finalmente, y para evitar que pudiera sufrir algún daño, le permitieron introducirse en la Academia para pasar la noche en el módulo de mujeres. La tuvieron que desvestir para meterla en la cama.
    El problema es que, al día siguiente, había clase. La cabo debía dirigir una práctica de “instrucción de orden cerrado con armas” con alumnos a convertirse en agentes. Una compañera la vio demacrada “y como en trance”. La ayudó a ducharse para reanimarla, “sin que la expedientada fuera consciente de nada”. Ya en el aula, otra guardia civil se percató de que la procesada tenía “los ojos rojos y evidenciaba falta de coordinación al realizar los movimientos”. Finalmente, se dispuso su cese.
    En noviembre de 2011, los responsables de la Academia sancionaron a la cabo con un mes de suspensión de empleo y la expulsión como alumna del curso de sargento. Se le consideró autora de una falta grave de embriaguez fuera de servicio por afectar a la imagen de la Guardia Civil. La sanción fue ratificada en noviembre de 2013 por el Tribunal Militar Central.
    Sin embargo, acaba de ser anulada por el Supremo. ¿Por qué? Entiende que la conducta de la guardia expedientada no trascendió fuera de los muros de la Academia, no fue conocida por personas civiles, por lo que no afectó al buen nombre de la institución. La resolución ya es completamente firme.