Antonio Muñoz Molina dice sentirse profeta en su tierra

La expectación que despertó la visita del ilustre paisano Antonio Muñoz Molina, premio Príncipe de Asturias de las Letras, era patente ya en los estrechos callejones que llevan hasta la Plaza de San Lorenzo. Antes de su conferencia, el escritor paseaba, ajeno al interés en torno a su persona, por las calles del barrio que lo vio nacer, acompañado de su hija.

29 jun 2014 / 22:00 H.

La iglesia de San Lorenzo se llenó para escuchar lo que quería contar Antonio Muñoz Molina, que se hizo eco de cómo influyeron la tradición y la narración oral en su obra. Su conferencia cerró la XVedición del Festival En Úbeda se Cuenta, organizado por la Asociación Malión. Antes, la romancera Victoria Gullón interpretó un texto escrito por ella misma basado en la “leyenda de la emparedada”, que recibió una gran ovación.


Durante su intervención el escritor dijo que, “como todos los padres de este mundo”,ha contado cuentos a sus hijos. “Tienen simbolismo y guardan mucho de nosotros, porque con ellos vamos creciendo”, expresó, y apuntó que existe un núcleo central en los cuentos, que se repite en las narraciones de las diferentes culturas y épocas. Muñoz Molina explicó las leyendas de la Emparedada, de la Tragantía y la del Juancaballo, palabra que, dijo, él mismo inventó para evitar la palabra centauro, muy culta. Manifestó que para él ha sido una suerte vivir el paso de la cultura oral a la escrita, pues así, dijo, pudo ser testigo de un mundo perdido, ya que creció entre las historias que le contaba su abuelo Manuel, al que calificó como un narrador furibundo, y las que oía a sus tíos y vecinos, muchos de ellos hortelanos y hombres de campo. Ensalzó la labor de quienes trabajan la tierra y su belleza, pues “regalan hermosas postales”. También alabó la tarea realizada por la Fundación Huerta de San Antonio para recuperar este espacio para la ciudad. “Los edificios no tienen un sentido aislado, sino que existe una conexión entre la iglesia —la de San Lorenzo—, el barrio, la vida de la gente y el paisaje”. El autor tachó de “suicidio” cortar este nexo.


Antes de concluir el acto, el académico explicó a los presentes que nunca soñó con ser quien es. Manifestó que, primero, lo hizo con escribir un libro. Luego, con publicarlo y, después, con tener lectores a los que les gustaran sus historias. Afirmó que los sueños están sobrevalorados, ya que, según él, las mejores historias suceden en la realidad y no en la fantasía, como la mayoría suele pensar, y dio las gracias porque algunos de sus sueños no se hayan cumplido. Confesó sentirse profeta en su tierra, porque nota el cariño que recibe cuando regresa y la lealtad de la gente que lo quiere y a la que él quiere.


Muñoz Molina se comprometió, además, a presentar la novela que tiene entre manos en la iglesia de San Lorenzo, aunque apuntó que “la literatura es un oficio incierto”. La Aaociación Malión, organizadora de las jornadas, regaló a Muñoz Molina una “tragantita”, mascota del festival.