ANTONIO LÓPEZ DURO: “Encarnar a Baltasar es un gran compromiso con mi ciudad”
Mariam López
Asimple vista, ni su nombre, ni su cara sonarán a muchos, pero la tarde mágica del día 5 de enero, esa magia cambiará su color, para convertirse en un hacedor de sueños, el Rey Mago Baltasar. Entonces, ese ciudadano, este jaenero de 52 años, que pasa desapercibido a diario, recorrerá sobre su trono nuestra ciudad para, a lo largo de casi 6 horas de recorrido, cumplir los deseos de tantos niños y padres que lo esperan en sus calles. Casado y con dos hijas, con edades en las que ya no se cree en los Reyes Magos, pero que este año vuelven a recuperar esa fe, al tener al mismísimo Rey Baltasar en casa.
Asimple vista, ni su nombre, ni su cara sonarán a muchos, pero la tarde mágica del día 5 de enero, esa magia cambiará su color, para convertirse en un hacedor de sueños, el Rey Mago Baltasar. Entonces, ese ciudadano, este jaenero de 52 años, que pasa desapercibido a diario, recorrerá sobre su trono nuestra ciudad para, a lo largo de casi 6 horas de recorrido, cumplir los deseos de tantos niños y padres que lo esperan en sus calles. Casado y con dos hijas, con edades en las que ya no se cree en los Reyes Magos, pero que este año vuelven a recuperar esa fe, al tener al mismísimo Rey Baltasar en casa.
Su profesión, paradójicamente, es la de repartir en un camión paquetería en general. ¿Quién mejor que él puede conocer la ilusión de quien recibe un regalo? En la madrugada del día 6, este repartidor, convertido mágicamente en Su Majestad Baltasar, acudirá con sus dos compañeros a cada casa, mientras todos duermen, a dejar los deseos esperados un año entero, del mismo modo en que hace años llevaron oro, incienso y mirra al Niño Jesús.
—Antonio, ¿qué le hizo presentarse al sorteo para la elección de Reyes Magos?
—La verdad es que fue por casualidad. Me encontraba trabajando y tuve que llevar un paquete al Patronato de Cultura. Allí un conocido me animó a rellenar una solicitud. Creía que aquello era imposible, pero fui uno de los afortunados.
—¿Qué se siente cuando el azar te elige entre tantos candidatos?
—Aquella tarde iba conduciendo mi camión. Cuando oí mi nombre por la radio, no lo creía, tuve que esperar a que lo repitieran varias veces. Entonces rompí a reír a carcajadas, porque nunca hubiera esperado ser uno de los elegidos. Era una ilusión difícil de explicar y, al mismo tiempo, caí en la cuenta de la gran responsabilidad que empezaba a tener, siendo nada más y nada menos que el Rey Baltasar.
—¿Había sido antes Rey Mago?
—Pues la verdad es que sí, pero no en este nivel, ¡ahora lo soy para toda mi ciudad! Antes lo fui como voluntario de la ONG ADRA (Agencia para el Desarrollo y Recursos Asistenciales), donde, gracias a las aportaciones de particulares, así como de la Cruz Roja, los más necesitados también reciben un regalo de Reyes.
—¿Ha salido elegido el Rey Mago que usted hubiera querido ser?
—Pues debo decir que hasta para eso he sido afortunado. Desde pequeño, mi rey preferido era Baltasar. Recuerdo que jugando entre los hermanos, yo, por ser el mayor, siempre me elegía ser Baltasar.
—-¿Qué recuerdo guarda de sus noches de Reyes cuando era un niño?
—Como en todas las casas, recuerdo que mis padres nos echaban pronto a la cama, diciéndonos que teníamos que dormir cuanto antes porque los Reyes tenían muchas casas a donde ir a dejar regalos, y tenían que tener tiempo para llegar a todas y no dejar a ningún niño sin juguetes. Cuando yo les preguntaba cómo podían entrar si no había ventanas en la habitación, mi padre me decía que, como eran magos, se podían colar por el ojo de la cerradura. Yo me quedaba despierto esperando llegar a ver a esos extraños Reyes Magos, pero siempre terminaba durmiéndome. Imagino que son los mismos recuerdos que puede guardar cualquier persona, porque estoy seguro de que todos hemos querido sorprender a los Reyes Magos dejando nuestros regalos. Un recuerdo especial es que la misma ilusión que yo podía tener al despertar y ver mis juguetes, la veía reflejada en mis padres, que nos miraban radiantes esperando haber acertado con el juguete, porque antes no se elegía el regalo como ahora, las familias regalaban dentro de sus posibilidades y, más, en la mía con 8 hermanos. Pero el más mínimo regalo era un auténtico tesoro.
—¿Cree que sigue existiendo en nuestros niños esa ilusión por los Reyes Magos?
—Creo que sí. Precisamente el ser niño lleva consigo esa inocencia y esa ilusión por las cosas. Y es importante que esa ilusión se mantenga en sus dulces años de la niñez, pero para ello el papel fundamental lo tienen los padres, que deben educarlos en valores y hacerlos crecer con felicidad. La única diferencia que existe entre los niños de antes y los de ahora no es la falta de ilusión, es la aparición de Papa Noel, antes solo existían los Reyes Magos y era un único día de regalos, también es una ventaja y una suerte para ellos que pueden recibirlos doblemente.
—Ya que ha sacado ese asunto, ¿les hace Papa Noel competencia a los Reyes?
—No y, en todo caso, sería competencia sana, porque tanto uno como los otros traen ilusión a los niños, y todo lo que sea traer magia es bueno para este mundo.
—¿Qué se siente al encarnar a un personaje tan importante?
—Se siente ser realmente un Rey Mago. Cuando me vi vestido de Baltasar, me sentí realmente como ese Mago que puede hacer los sueños realidad. Lo sentí por primera vez cuando fui a probarme el traje. Al llegar al sastre dije: “Hola, soy Baltasar”. La modista y su ayudante se emocionaron y empezaron a decir: “¡Ha venido un Rey Mago, ha venido un Rey Mago!”. Me llenó de emoción ver que aún los mayores guardamos esa capacidad de creer y de ver en una simple persona representados los sueños que esperan de un Rey Mago. Por otra parte, llegar a centros donde hay personas enfermas, o solas, que sufren y no están viviendo una Navidad feliz, ni un día de Reyes con ilusión, y acercarte a ellas, hablarles, preguntarles que deseo tienen o que quieren recibir… es emocionantísimo. No suelen pedir cosas materiales, me piden salud, ver a su niño recuperado y, aquellas que pasan solas las navidades, cuando te cogen la mano, sientes en lo más profundo de tu corazón que al menos un ratito les has llenado su vida, les has permitido olvidar sus problemas. Ojalá fuera realmente un Rey Mago, ese Baltasar que seré ante todo nuestro Jaén, porque dejaría esos centros vacíos; que no hubiera enfermos, ni personas solas o sin libertad. En esos momentos sí he asumido el ser de verdad Baltasar, pero debo confesarte que aún estoy un poco flotando en las nubes. Son tantas emociones distintas, tantas experiencias nunca vividas, pero creo que cuando me eche a las calles de Jaén, vestido y siendo Baltasar, me sentiré más que nunca serlo. Es una gran responsabilidad ante mi gente cumplir con las expectativas de tantos niños y tantos padres… mi ciudad entera estará pendiente de mí.
—¿Por qué es Baltasar el Rey Mago generalmente preferido?
—Porque creo que es el más generoso de los tres, porque vino de África, donde existe tanto sufrimiento y necesidad, y como Rey Mago que llega a todos los rincones, debe ser más generoso con los más necesitados.
—Una pregunta que nos hacemos todos: ¿para qué quería el Niño Jesús la mirra?
—Los presentes que llevaron los Reyes al portal de Belén, tenían cada uno su simbología, evidentemente iban a adorar a un Niño Dios, no a jugar con él. El oro significaba que Jesús era el Rey de Reyes. El incienso, que era Dios. Y la mirra, que Jesús era un hombre mortal. Representa su sufrimiento y su muerte. Entregarle la mirra es que lo amargo de nuestra vida, nuestros dolores y pecados, se los damos al Niño Jesús.
—¿Qué se llevará de esta experiencia?
—Ser mejor persona.