Antes de las próximas elecciones

A pesar de la que nos está cayendo encima y conforme nos va la historia en el día a día, a saber, más paro, más subida de precios, menos salarios, intento siempre, de momento, sobreponerme y buscar un resquicio de esperanza y ánimo en el sistema y en sus mandamases. Más aún teniendo una hija en edad de su primera votación y por proximidad de los cercanos comicios.

    09 may 2011 / 08:54 H.

    Por eso voy a intentar aguantarme lo que me sale decir sobre algunos de nuestros gobernantes, políticos y adláteres y seguir alzando mi voz a favor del sistema democrático, que es el menos malo de los posibles, e intentar seguir pensando en que la Política en sí misma no es la mala de la historia. Somos las personas quienes corrompemos los medios, actividades, inventos, artes, pensamientos y sentires. Por esto que estoy convencido de que la Política y quienes se dedican a ella son necesarios, los admiro. Pero, esta mi admiración cada vez es menor en cuanto al número de admirados. Porque después de tanto caso Faisán; caso Gürtel; caso de los Eres; quién los cree. Dan ganas de “liarla parda” como nuestros vecinos de Túnez, o Libia. No llegando al límite al que ellos han llegado, pero sí saliendo a la calle a decir “ya está bien”; nos damos cuenta de lo que estáis haciendo y no somos tontos. ¿A quiénes votamos los ciudadanos que no nos sentimos representados por algunos? (Siendo lo peor, que esos algunos, son cada vez más). Y más aún cuando se trata de política en los pueblos. Donde los desvíos, corruptelas, abusos, favores, contrafavores, ganancias y pérdidas, están tan cerca y se saben con nombres y apellidos. Nos quedan unos días apasionantes donde la ciudadanía debemos ser más protagonistas al escuchar las propuestas de unos, otros y los de más allá; para el día 22 dar nuestro voto a quienes creamos más van a contribuir al bien común. Y en esta línea, siguiendo con mi connatural optimismo, me atrevo a proponer una idea al respecto. ¿Y si en lugar de que nuestros gobiernos a todos los niveles estuvieran ocupados por solo un partido, lo estuvieran por un bipartito, tripartito o cuatripartito? Una coalición de ellos, vamos. Obligatoriamente tendrían que llegar a acuerdos. No primaría ninguna idea por encima de los otros. Sería más justo y menos parcial —partidista— el que los servicios públicos estuvieran gestionados por esa coalición. Y, además, evitaríamos el bipartidismo en el que parece hemos caído, dando cabida a nuevas posiciones, ideas, estrategias más minoritarias, aunque a algunos les pese. No en vano, la Democracia es el predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado. Y en el pueblo, estamos gentes de todos los colores. En los lugares donde hemos estado gobernados por un tripartito, no ha ido tan mal la experiencia, aunque nos la habían puesto como lo peor que pudiera pasar.
    Francisco José Campaña es maestro