Ante unas elecciones históricas

La jornada de hoy domingo es relevante en la historia política de España. A pesar de ser unas elecciones autonómicas más, estos comicios catalanes tienen un argumento principal, a modo plebiscitario, aunque no lo sea: la independencia. En una candidatura unitaria y creada “ad hoc” para este proceso conviven partidos de diversa procedencia ideológica e, incluso, antagónica. Sin embargo, lo que les une es un anhelo máximo que es separar a una región del resto de España y del resto de catalanes a tenor del porcentaje de población que están dispuestos a desdeñar en caso de ser la lista con más escaños, que no votos. El ideólogo en la sombra de este viaje, Artur Mas, en una camaleónica y rápida transformación, abrazó primero la independencia y con ella varió también lo necesario para proclamarla. Primero votos, pero con las encuestas en la mano, giró para hacerlo por escaños. En cualquier caso, tantos las leyes españolas como las europeas son claras al respecto sobre las declaraciones unilaterales de independencia. Poco más que añadir. El deseo democrático de decidir cómo pueblo debe contar con unas mínimas garantías legales que se deben pactar con el Estado. Al margen del resultado, y teniendo en cuenta que una parte de los catalanes no se sienten cómodos dentro de este país que tanto ha marcado su buen presente, y puesto que no hay encaje a las peticiones maximalistas de los independentistas, lo mejor es celebrar un referéndum con todas las garantías internacionales y con los datos que se esbozaron al final de esta campaña. Decidan, en el marco legal oportuno, escuchemos la voz de toda Cataluña y seamos coherentes con el resultado. En la canadiense Quebec así lo hicieron y, en dos ocasiones, votaron por el no. 

    27 sep 2015 / 09:08 H.