Ante una nueva perspectiva mundial
Ángel Plaza Chillón/Desde La Iruela. Es un hecho irrefutable que todo evoluciona con el devenir del tiempo. Por eso me sorprende que la práctica de la lectura se mantenga pese a la inversión del lenguaje informático de las web, los “input” y “output” que tratan de gobernar nuestra existencia en un mundo de imágenes.
Y es que lo fidedigno aún permanece en la letra impresa. Quizá sea el lenguaje el que creó el hombre. El lenguaje soy yo mismo, cuando estoy en mí íntima profundidad. Ese monólogo interior multilingüe, la epifanía que nos mueve hacia el encuentro con los otros y con el mundo exterior resulta confortable para los mayores. Y yo sería mucho más si desterramos de nuestro lenguaje cotidiano las cosas desagradables y preocupantes, trajéramos a colación las afortunadas. Sería una forma de combatir las dificultades que presenta una sociedad empobrecida a nivel mundial que afecta ostensiblemente a los mayores, considerados en algunos países de occidente como “un peso económico inútil”. Profundos cambios se están introduciendo en nuestro país que va a repercutir en el bienestar de los ciudadanos y especialmente de los mayores. El Consejo Estatal de las Personas Mayores, cuyo objetivo principal es procurar un envejecimiento activo —en ese deseo de “añadir vida a los años”—, contribuye desde su organización a alargar la existencia y que los mayores aporten a la sociedad de nuestros días sus actitudes y conocimientos que podrían ponerse en su estímulo. La jubilación no debe concebirse como una quiebra de nuestras vidas, cuando ya estamos a punto de alcanzar el cénit de la existencia. Sino todo lo contrario. De aquí que se contemple la prolongación de la edad laboral, ante una nueva percepción del aumento de años de vida del ser humano. Lo que resultaría no solo en su propio beneficio directo, sino que todos contribuiríamos a que la sociedad pudiera subsistir en la nueva situación mundial de carestía. La vida se ha alargado, cierto. Pero también se ha hecho más hostil, más dura, pese a las atenciones de las instituciones públicas que consideran a un ser mayor integrado y holístico en un área social favorable en la que se pueda defender de esa nueva situación de empobrecimiento que invade el mundo. Por eso nuestros estamentos sociales, a cuyo frente se encuentra el Imserso, desarrollan una política de protección en torno a los mayores que se traduce en procurarles una mejor calidad de vida. ¡Qué horrible espantajo de fealdades es la vejez a la bondad no la embellece! Escribe Benavente en “Los andrajos de la púrpura”. Aquí, en nuestro país, se imparte esa bondad con generosidad a la vez que una sanidad pública que figura entre las mejores del mundo que se propone ahora avanzar en el mejoramiento del sistema.