Ante la Cuaresma
Concepción Agustino Rueda / Desde Jaén. Ya ha comenzado la Cuaresma, un tiempo de reflexión y de preparación para acoger los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Es un tiempo para examinar nuestro corazón a la luz de la Palabra de Dios; para revisar nuestra vida, y si es necesario, convertirla en una vida de auténtica anexión a Jesús, nuestro Salvador. Todos deseamos alcanzar un día la eternidad sin ocaso que es el cielo, y sabemos que, para ello, debemos “pasar por el mundo haciendo el bien”, como él.
En esta época, especialmente difícil, se nos pide un extra de fe, esperanza y caridad, y la Cuaresma nos invita a dar pasos con firmeza y valentía en este sentido. Las imágenes que contemplaremos durante la Semana Santa, trascienden lo meramente humano. La madera policromada nos muestra a un Dios roto de dolor, que ofreció su vida voluntariamente, para nuestra salvación. La injusticia, el odio y la sinrazón fueron vencidos junto a la muerte, en su Resurrección. Visitemos los templos, asistamos a los cultos que tendrán lugar en ellos en estos días, y salgamos a la calle a contemplar las procesiones con el espíritu abierto al amor y la misericordia divina. La gratitud y el deseo de ser mejores inundarán nuestra alma, sedienta de paz y trascendencia. Considero que la Cuaresma es un tiempo de gracia y de conversión, en que nuestra vida debe abrirse al sufrimiento ajeno, reflejado en el propio sufrimiento de Cristo.