Año nuevo, vida nueva y precios nuevos
Esperanza Calzado
Todos los años, la misma incertidumbre. Cuando llegan los primeros días de enero, los españoles se preocupan por saber cuánto y cómo sube la factura de servicios básicos como la luz, el agua o el teléfono. El usuario tiene varias opciones para informarse, ya sea mediante, los medios de comunicación, con el recibo del día 30 o calculándolo él mismo. ¿Cuál es el indicador de referencia que debe utilizar? El IPC.

Todos los años, la misma incertidumbre. Cuando llegan los primeros días de enero, los españoles se preocupan por saber cuánto y cómo sube la factura de servicios básicos como la luz, el agua o el teléfono. El usuario tiene varias opciones para informarse, ya sea mediante, los medios de comunicación, con el recibo del día 30 o calculándolo él mismo. ¿Cuál es el indicador de referencia que debe utilizar? El IPC.
Mucho se oye hablar de él, pero poco se conoce realmente. El Índice de Precios de Consumo es uno de esos datos que sale en todas las portadas de los diarios, mes tras mes, y que afecta, y mucho, a la vida diaria del ciudadano. Técnicamente, se define como el referente que coteja los precios de un conjunto de productos (conocido como “canasta familiar” o “cesta de la compra”) y se basa en una encuesta continua que se hace entre los presupuestos familiares (también conocida como “encuesta de gastos de los hogares”). Controla qué es lo que se compra, cuánto cuesta y qué diferencia tiene con respecto a los meses y años anteriores. El resultado que se publica cada mes de diciembre sirve para determinar las subidas de las facturas de los servicios básicos, salarios, pensiones y alimentación para el año siguiente. O, por lo menos, técnicamente, porque, en época de crisis como la actual, el encarecimiento de los productos no se corresponde con la inflación registrada para 2008.
Aunque la variación de los precios es cada vez más moderada debido a las iniciativas que el Gobierno pone en marcha para controlar los excesos, las tradicionales subidas de primero de año son inevitables. El encarecimiento de los recibos de 2009 será, en la mayoría de los casos, superior al 2,4 por ciento que marcó el último dato del IPC, y del 2 por ciento previsto por el Gobierno central. Los incrementos en la tarifa de la luz, el agua o la telefonía son, un año más, una mala noticia para los bolsillos españoles.
Los grupos que más sufren la variación de los precios son el transporte, la alimentación y, sobre todo, la vivienda. En el primer caso, la tasa anual es del 1,5 por ciento en negativo, casi 6 puntos menos que la de los últimos meses de 2008. La bajada se explica por la reducción del precio de los carburantes y los lubricantes, frente a la subida que experimentaron en 2007. Sin embargo, esto no se traduce en una reducción de los precios, sino, más bien, todo lo contrario. Los viajes en tren, por ejemplo, salen más caros. Los billetes de cercanías se encarecen un 6,28 por ciento, mientras que los de larga distancia lo hacen un 4 por ciento. Lo mismo le ocurre a los peajes, que aumentarán su tarifa un 4,46 por ciento. Ni que hablar del transporte urbano. En el caso de Jaén capital, las ordenanzas municipales para 2009 determinan un incremento del 4,9 por ciento en cada uno de los billetes.
En segundo término que influye en la variación de precios es la alimentación y las bebidas no alcohólicas. Su tasa anual se sitúa en el 3,1 por ciento, nueve décimas por debajo de la registrada en octubre, por ejemplo. El comportamiento se debe a la bajada de gran parte de los precios alimenticios en noviembre del año pasado, que contrasta con las subidas que experimentaron en el mismo mes de 2007. Cabe destacar que los productos que mayores variaciones sufrieron son la leche y los derivados lácteos, además del queso, el pan, las legumbres y las hortalizas frescas. Finalmente, La dieta mediterránea convierte el aceite en un producto básico de nuestra alimentación y su precio, variable, incide mucho en lo que gasta cada ciudadano para dar de comer a su familia (en el gráfico de la página 5 se detalla la evolución de cada uno de estos indicadores).
Por último, pero no por ello menos importante, la vivienda. La tasa anual se reduce 8 décimas, situándose en el 6,6 por ciento, debido, principalmente, a la bajada de los precios del gasóleo y a la recesión que vive el sector. Llegados a este punto, 2009 ofrece unas pocas alegrías. La primera es que, dentro del maremágnum de incrementos de precios, poner la calefacción en nuestros hogares ahora es más barato. Exactamente un euro y medio menos. El precio del gas natural bajó, a partir del 1 de enero, un 3,6 por ciento. Y la tendencia sigue siendo a la baja. Este es un recibo que, como pasa con el suministro de la luz, se recalcula cada tres meses. El Ministerio de Industria pronostica que en el segundo trimestre del año podrían producirse más recortes en la tarifa, sobre todo motivadas por el menor precio del combustible. Este factor también repercute en el butano, que se abarata por motivos similares. La bombona, que no cambia de precio desde octubre de 2008, cuando pasó a valer 14,1 euros, costará, ahora, 26 céntimos menos. Esto supondrá un ahorro medio anual de 5,76 euros, según los datos del Ministerio de Industria.
En el caso de la telefonía, la variación del coste se divide en varios factores. La cuota de abono, por ejemplo, sube un 4,12 por ciento. Es decir, pasa de costar 14,03 a 14,6 euros. Pero este no es el único aumento. En los contactos metropolitanos, el establecimiento de llamada aumenta de los 69 céntimos a 72 ( un 4,58 más), mientras que el minuto costará 6 céntimos más.
A todas estas subidas se le suma el suministro del agua, que, en este caso, depende de las ordenanzas municipales. En Jaén capital, por ejemplo, el aumento oscila entre el 6 y el 10 por ciento. Aún así, Jaén tiene uno de los precios más bajos de agua de toda España, según el último informe de la organización Facua-Consumidores en Acción. Pero hay otros recibos que también dependen directamente de los ayuntamientos y que, año tras año, se revisan de acuerdo con el IPC. Una muestra es el servicio de alcantarillado, que subirá un 7 por ciento en Jaén, según las ordenanzas municipales de 2009. Estos incrementos están por encima de la subida del IPC, que es del 2,4 por ciento.
Las nóminas de los españoles también miran al índice de tal manera que la previsión para este año es que el salario mínimo interprofesional suba un 4 por ciento. Se situará en los 624 euros. Lo mismo ocurre con las pensiones de jubilación, que se incrementarán un 2,4 por ciento, al igual que la inflación. Por otro lado, las pensiones subirán entre un 3,4 y un 7,2 por ciento. En definitiva, el IPC es uno de esos indicadores que más influye en los presupuestos familiares y que se debe tener en cuenta.
Mini paga extra de 30 euros para pensionistas
Los datos hechos públicos en noviembre del año pasado, tienen una importancia especial para todas aquellas personas que cobran una pensión contributiva. Es él indicador que se utiliza para calcular el ajuste en sus pensiones, de manera que pueden tener una extraordinaria, siempre y cuando las previsiones del Gobierno para el año difieran del resultado final. Los pensionistas jiennenses, por ejemplo, cobrarán, a finales de mes, una “mini” paga que servirá para compensar el desfase entre la previsión de subida de los precios que hizo el Ejecutivo central y lo que, en realidad, se incrementó. El IPC refleja que los mayores tenían que haber cobrado un 0,4 por ciento más al mes. De esta manera, el día 25 tendrán 30 euros más.

En contra de lo que pueda pensar mucha gente, los precios ni suben ni bajan a primeros de año, sino que van variando durante los doce meses. Quienes lo saben muy bien son los comerciantes que afrontan la recesión económica lo mejor que pueden. Es el caso de Juan Fernández, que tiene un puesto de frutas y verduras en la plaza de abastos de Peñamefécit. Asegura que los precios no se pueden subir tanto como sería necesario para obtener unos buenos beneficios. “Debemos ser competitivos y no podemos poner los tomates, por ejemplo, al doble que el establecimiento de al lado”. Su variación depende, fundamentalmente, de los proveedores que les suministran la materia prima. Ellos son los que dictan el precio final del producto. De momento, los mayoristas no han comunicado el incremento de la fruta, por lo que la subida de precios puede que se atrase semanas e incluso meses. Juan reconoce que la situación económica que vive el país está afectando, y mucho, al pequeño y mediano comercio, aunque asegura que no sabe cuál sería la mejor solución. “En mi caso concreto, lo mejor es que no me subieran los impuestos, pero esto es como el pez que se muerde la cola, si no los incrementan cada año el Estado no tendría ingresos y no podría hacer otras cosas”, opina el comerciante jiennense. Lo que sí es cierto es que la entrada del año, con el anuncio de las subidas de las tarifas de los servicios básicos, hace que los consumidores se retengan un poco cuando van a comprar. Juan Fernández explica que los clientes “se acercan, miran y comparan los precios y, al final, acaban llevándose el producto del establecimiento que lo tenga más barato”. Antes, sin embargo, se optaba por hacer acopio de reservas en la tienda “de toda la vida”, independientemente de la diferencia de céntimos que podía haber de un sitio a otro. En cuanto a la subida de los servicios básicos como la luz y el agua, este comerciante reconoce que no puede repercutir el gasto extra en los precios finales de la fruta y verdura que pone a disposición del cliente. “Tenemos unos márgenes de maniobra y dentro de estos nos movemos”, asevera.

Ser ama de casa y propietaria de un establecimiento hace que Mercedes Revuelta sepa muy bien lo que significa economizar. Y lo conoce desde las dos perspectivas, como cliente y como vendedora. Al igual que Juan Fernández, explica que los precios de los productos de su puesto, en el Mercado de Peñamefécit, no cambian a primeros de año sino, que varían según los meses. Tiene muy clara cuál es la solución para afrontar el año de crisis que “se viene encima” y es que todo el mundo “se apriete el cinturón”, incluidas las administraciones, ya que considera que, en ocasiones, derrochan en proyectos que no son estrictamente necesarios. Pero lo que también tiene muy claro es cómo cuidar su negocio y, sobre todo, fidelizar a su clientela, ya que, hoy en día, es uno de los mejores recursos para mantener y hacer rentable un pequeño o mediano negocio. Asegura que, en los últimos meses, nota un cambio de actitud en los consumidores de su puesto de embutidos. “Antes era normal ver a las amas de casa cómo compraban los productos por kilos o medios kilos”, continúa Mercedes Revuelta. Sin embargo, ahora escatiman mucho más y la comida la piden por cuartos e, incluso, por gramos exactos. “Eso demuestra un cambio de mentalidad en la clientela”, asevera la empresaria jiennense. “Yo reconozco que es muy difícil economizar y más cuando nos anuncian que van a subir, prácticamente, todos los recibos, excepto el de la calefacción”, lamenta Mercedes Revuelta, que se pone en el lugar de sus consumidores cuando ella tiene que llenar la nevera de su casa. Para ella, la mejor opción es “quitar dos euros de aquí, dos euros de allí” y, así, poco a poco, se consigue ahorrar. Ahora, espera afrontar la cuesta de enero con la mejor cara posible y demanda a los responsables políticos que hagan una política de contención con las subidas de tarifa de primeros de año. “No sólo debería bajar el gas y el butano, sino que, como mínimo, deberían dejar los recibos tal y como están”. Al igual que sus compañeros de profesión, tampoco repercutirá la variación de los gastos del local en el precio final de sus productos, por lo que los clientes no lo notarán.