Año de ilusión

Francisco Estepa Vílchez desde Jaén. Después de varios años que llevamos de crisis, de los recortes de derechos que nos está metiendo el Gobierno con la excusa de ajustar el déficit del Estado, de los paseos de Bárcenas por la Audiencia Nacional o de los centenares de manifestaciones en toda España reclamando un cambio de rumbo, nos enfrentamos al comienzo de este año 2014 con muchas dudas y muchas certezas

    23 ene 2014 / 18:44 H.

    Dudas sobre hasta cuándo podrá soportar nuestro país los apretones que nos están metiendo por todas partes, aunque unos pocos afortunados están obteniendo sus mayores beneficios. Certezas, como que será imposible que se recupere el empleo a la misma velocidad a la que se ha estado destruyendo gracias a la reforma laborar, y cuando se empiece a recuperar, si no cambia el signo político del Gobierno, no lo hará con las mismas condiciones laborales que antes de la crisis. Menos derechos sociales y laborales, salarios más bajos para la mayoría, pensiones que pierden poder adquisitivo ¿tenemos motivos para la ilusión? Pues yo pienso que sí, claro que los tenemos. Tenemos en nuestras manos el poder para cambiar las cosas, aunque no de la noche a la mañana. Fueron 4.285.319 españoles y españolas los que retiraron su apoyo a los socialistas en noviembre de 2011 y ello propició la mayoría absoluta del Partido Popular, que solamente subió 593.405 votos. Con el resultado de 2008 del PSOE, habría ganado al PP de 2011 puesto que el PSOE sacó 428.506 votos más en 2008 que el PP en 2011. Es lo que tiene la Democracia, tenemos lo que quiso la mayoría, pero este año tenemos ante nosotros una nueva cita electoral y veremos si hemos aprendido la lección de que no ir a votar también tiene consecuencias en los resultados. No conozco personalmente a ninguna persona que esté conforme con todos los recortes y leyes que está haciendo el gobierno del PP, aunque seguro que mucha gente que no percibe que está sufriendo pérdida de derechos y calidad de vida, seguirán apoyando el desmantelamiento del Estado del Bienestar que se construyó por los gobiernos socialistas antes de la crisis de los bancos y la especulación del ladrillo. No es fácil, pero rendirse no es una opción para un padre o madre de familia que tienen que sacar a sus hijos adelante. Leí hace unos días un relato de un padre que en los tiempos de la dictadura, cuando llegaba a su casa después de trabajar en la obra o en el campo, según la suerte del día, se ponía a construir su propia casa en un terreno que había comprado con mucho esfuerzo. Apenas descansaba unas horas cada día, de lunes a domingo. Todo por la ilusión de ofrecer un techo digno a su familia. La esposa trabajaba de sol a sol para su marido y sus hijos, sin tiempo para otra cosa. Son tiempos que ya habíamos superado y que ahora vuelven para mucha gente. Tiempos que superamos con la solidaridad y la determinación de la clase trabajadora de este país y que podemos volver a superar, aunque se empeñen en decirnos que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. La fuerza para superar las dificultades la llevamos dentro de nosotros y la actitud que adoptemos por las mañanas es la que nos ayudará a avanzar cada día o a permanecer parados. Nosotros somos parte de la solución, pero tenemos que actuar y decidir si queremos recuperar unos derechos que habíamos conquistado o nos conformamos con seguir esperando. No podemos dejar que nos recorten la ilusión y las ganas de recuperar lo que nos están quitando con mentiras y excusas.