"Ankara, go west?"

Recientemente tuve la posibilidad de visitar Ankara. La joven capital de Turquía se muestra algo hostil al extranjero novel que quiere sacar de su viaje algo más que el necesario rendimiento laboral. El recuerdo de Estambul únicamente aparece en las, no tan numerosas, mezquitas. Esta urbe mastodóntica se muestra con toda su crudeza de caótico tráfico, insoportable contaminación e interminables avenidas donde sobra el gris y falta el verde. Dista mucho de mi prototipo de ciudad vivible, pero tampoco obedece a una posible idea preconcebida de ciudad islámica retrógrada en el centro del antiguo Imperio Otomano. Ankara respira juventud y modernidad contenida, la omnipresente imagen de Ataturk nos recuerda que estamos en la capital de un país oficialmente laico que lleva casi un siglo de denodados esfuerzos por occidentalizarse. Esta enorme tarea se encuentra en cuestión desde que su primer ministro Erdogan se ha quitado la careta de islamista moderado y ha pasado a ser un déspota al que no le tiembla la mano a la hora de coartar las libertades de su pueblo cerrando Twitter o Youtube. Sus declaraciones homofóbicas o las recientes acusaciones de irregularidades electorales le alejan de la Europa que supuestamente persigue. La historia demuestra que los países islámicos son perfectamente capaces de dar un paso adelante y dos atrás. Esperemos que este apasionante país pueda ser el pretendido eje de entendimiento entre dos mundos que siempre han vivido de espalda y solo se han mirado para dejarse ciegos.

Profesor de Biología

    08 abr 2014 / 22:00 H.