Ángela, la querida
Ángela, otrora tan querida y adorada, le ha dado un revés a Mariano. No parece ser una pequeña riña de enamorados. Le ha dicho en Chile, a la cara y con testigos, que a ella le va bien, Alemania ya exporta lo suyo y que el deber de España es recortar más y exportar a Latinoamérica. Le han faltado arrojos al despechado para objetar a la teutona.
En España, donde la pobreza se extiende cada día más, se consume gran parte de lo que Alemania exporta. Quizás haya llegado la hora de que los españoles, nuestro Gobierno poco va a hacer por nosotros, dejemos de consumir todo aquello que esté etiquetado con el código de barras que comienza por 400 o 440. ¿Imaginan lo que los empresarios germanos le dirán a la Merkel? En España no, en nuestro país los grandes empresarios solo piensan en abaratar sueldos y despidos, en que sus beneficios se mantengan a cualquier precio y no en hacer patria, palabra que tanto gustan de pronunciar, para que los españoles salgan de esta estafa que entre unos y otros nos han vendido como crisis. Pues sepan bien el señor Rajoy, el PP, la CEOE y aquellos que piensan que en su propio beneficio se sustenta el futuro, que los españoles no somos estúpidos, sabemos quiénes juegan, y cómo, con nosotros; tarde más o menos adoptaremos mecanismos de defensa. Si cayó el Imperio Romano, ¿piensan estos señores que su sistema será eterno? Dónde está el punto de inflexión no lo sé, pero estoy convencido que ese punto llegará, a partir de ahí, que cada perro se lama su cipote.
Agente ferroviario
Manuel Pérez Péralvarez