Analfabetos políticos

Permítanme que vuelva a echar mano de una cita del dramaturgo y poeta alemán Berthold  Brecht: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas.

    26 jul 2013 / 10:41 H.

    El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”. Y dada la actualidad que tiene aún hoy en día, o quizá ahora más que nunca, no me resigno a no dársela a conocer. A comienzos de enero de este año, les anuncié mi intento por sacar aquí aspectos positivos de esta mal llamada crisis —es más, una gran mentira— y éste es uno más. El darnos cuenta de lo que quieren hacer con nosotros los ciudadanos. Nos quieren hacer, analfabetos políticos. Y sociales, añadiría también. Gente sin principios, ni ideas, ni posicionamiento, que sean fácilmente  manipulables, aunque sea a costa de corromper, manipular, engañar, pervertir la vida política. ¿Recuerdan?: “No vamos a subir los impuestos en época de crisis. Vamos a rebajar el IRPF. El PP no va a abaratar el despido. El PP se compromete a que ni la Sanidad, ni la Educación, ni las pensiones, se vean afectadas por la crisis. No subir el recibo de la luz, porque afecta al poder adquisitivo de la gente. No es una amnistía fiscal, es un proceso de regularización de activos ocultos”. Si después de todo esto los españoles aún no nos hemos echado a la calle como en otros países para luchar por todo lo que nos están quitando, es que somos buenos. Si después de lo que está ocurriendo en nuestra capital con el tema del tranvía, aún no nos hemos echado a la calle, es que somos buenos. Bueno, buenos o analfabetos políticos. Porque  el verdadero cambio democrático y político en nuestro país y ciudad dependen de todos y cada uno de nosotros, de nuestra formación y cultura también en política.

    Francisco José Campaña es maestro