ANABEL HERVÁS TROYA: "Aún queda camino por recorrer en la igualdad"
Inmaculada Espinilla
Es una mujer de conversación fácil. Habla tranquila y se toma su tiempo para contestar. Al mismo tiempo, no se deja amedrentar por las incertidumbres del futuro. De hecho, se considera valiente. No en vano, hace dos años, en plena crisis económica, junto con dos socios, Josep Ruiz y Rosa Martínez de Antoñana, decidió dar un paso al frente y montar la Consultoría de Igualdad y Desarrollo PIOE. En la actualidad, es la presidenta.

Es una mujer de conversación fácil. Habla tranquila y se toma su tiempo para contestar. Al mismo tiempo, no se deja amedrentar por las incertidumbres del futuro. De hecho, se considera valiente. No en vano, hace dos años, en plena crisis económica, junto con dos socios, Josep Ruiz y Rosa Martínez de Antoñana, decidió dar un paso al frente y montar la Consultoría de Igualdad y Desarrollo PIOE. En la actualidad, es la presidenta.
—¿Cuál es su receta para sortear la crisis? No son pocas las empresas que tienen que cerrar al no ser rentable su negocio.
—Nuestro principal objetivo es innovar y hacer los trabajos a la carta. Siempre tratamos de dar un servicio personalizado. Nos fijamos mucho en las características de nuestros clientes e intentamos estar con ellos para que el proyecto que realicemos se ajuste de la mejor manera a su perfil.
—¿No le dio miedo, en una época en la que todo está regido por la desfavorable coyuntura económica, poner en marcha la cooperativa?
—No. Teníamos dos opciones: Montar algo o quedarnos de brazos cruzados. Podía salir bien o salir mal y el no ya lo teníamos. ¿Por qué no intentarlo, entonces? Nosotros habíamos trabajado juntos y nos conocíamos. Pensamos que era lo mejor. Para estar sentado sin hacer nada, mejor intentarlo. Al principio, viendo las estadísticas que afirman que el 60% de las empresas cierran en el primer año de vida, daba algo de vértigo. Superar el primero fue un logro y, en abril, cumpliremos nuestro segundo aniversario.
—¿Le está afectando la crisis?
—PIOE nació en plena crisis. Nosotros nunca hemos visto las vacas gordas, por lo que cualquier cosa que consigamos es un triunfo importante. Nosotros no hemos vivido los buenos tiempos, por lo que trabajamos con la misma ilusión y tratamos de salir adelante lo mejor posible.
—Una de las líneas de trabajo de PIOE es la realización de planes de igualdad y de conciliación. ¿Considera que queda mucho por hacer en este ámbito?
—Pienso que en lo que a la igualdad se refiere queda aún mucho camino por recorrer. Por otro lado, pienso que, hoy por hoy, es una cuestión más de las personas que de las empresas o instituciones. Las mujeres, especialmente, tenemos todavía que avanzar mucho en este sentido. Considero que no nos llegamos a creer que la igualdad efectiva sea real.
—Por su trabajo está en contacto permanente con empresas e instituciones, conoce cómo funcionan por dentro. ¿En que ámbitos es más patente la desigualdad?
—Todavía hay muy pocas mujeres en puestos directivos. Por lo general, suelen estar en cargos inferiores. En otro de los aspectos en los que se nota más la desigualdad es en todo lo relacionado con las medidas de conciliación. Nosotras pensamos que nos favorecen, pero, en realidad, ocurre lo contrario. Somos las mujeres las que nos acogemos a la reducción de jornada o las que pedimos las bajas por maternidad. Son muy pocos hombres los que todavía disfrutan de este tipo de recursos.
—¿Quién cree que es el responsable, la empresa o la persona?
—Pienso que las empresas intentan hacerlo lo mejor posible. Somos nosotras las que nos ponemos las trabas. De todos modos, no quiero dar un mensaje negativo. En las compañías se ven avances, pero todavía queda trabajo que hacer. Lo mismo ocurre con las personas de forma individual. Todavía falta concienciación.
—¿Qué otros sectores trabaja PIOE?
—El fortalecimiento institucional. También ayudamos a las empresas y a las asociaciones a buscar subvenciones y recursos económicos, además de dedicarnos a la formación, el desarrollo personal y coaching y la responsabilidad social corporativa, entre otros aspectos.
—¿Cuál es su formación?
—Estudié Psicopedagogía en la Universidad de Jaén. Después, al igual que mis socios, cada uno nos hemos ido especializando en los diferentes sectores que abordamos. Yo me dedico a los temas de igualdad y al fortalecimiento institucional. Desde siempre he estado vinculada al movimiento asociativo y, en especial, al ámbito de la mujer.
—Uno de los principales problemas en la actualidad es la alta tasa de paro juvenil. ¿Qué le diría a los jóvenes que están parados y que no se atreven a montar su propio negocio?
—Yo les diría que no se queden pensando en lo mal que va todo. Lo que se intente puede salir bien. Aunque estemos en crisis, no se puede ser derrotista. Solo hace falta tener buenas ideas, ilusión e innovar. Lo que no debe hacer uno es quedarse estancado. Si no puede ser en Jaén, pues en otra ciudad. Hay líneas de ayudas y subvenciones, aunque esa no debe ser la principal motivación. Sería absurdo.
—Por otro lado, Jaén es una ciudad pequeña y supongo que quedan muchos ámbitos aún por explotar.
—Por supuesto. Jaén es una ciudad pequeña y hay muchas cosas que se podrían hacer y no se hacen. Por ejemplo, en el campo del olivar. Parece que ya está todo visto y no es así. Tenemos el producto y no lo sabemos vender bien. Viene gente de fuera a decirnos cómo hacerlo.
—¿Piensa que esto puede estar relacionado con el complejo de inferioridad que, en ocasiones, se le achaca a Jaén?
—Creo que nos hemos acostumbrado a que nos arrastren. Hemos ido a empujones y, ¿por qué no podemos ir en cabeza? Jaén es una provincia con sitios preciosos. Por ejemplo, en el ámbito turístico, sus pueblos tienen mucha riqueza y no sabemos sacarle partido. Hace poco, estuve en Chiclana de Segura y me sorprendió. Fue alguien de fuera quien me dijo que había que ir.
—¿Cómo vive el día a día?
—Intento gestionar el tiempo. Como autónoma, tengo las 24 horas del día el trabajo en la cabeza. Pero hay que saber oxigenarse y desconectar. Es importante sacar tiempo para la familia, para los amigos y para estar sola. Si no lo haces, cuando tienes un día malo, puede ser aún peor. A mí me cuesta separar mi vida personal del trabajo, pero hay que hacerlo. En la vida, hay muchas otras cosas. Se trata de cambiar el chip, de evadirse.
—¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
—Me gusta viajar. Cualquier día es bueno para coger el coche y marcharse a algún lado, aunque sea una escapada de un día.
—¿Cómo se imagina dentro de diez años?
—Me gustaría que la empresa estuviese asentada y sentir que no he perdido el tiempo. Me encantaría que, al mirar atrás, comprobase que he aprovechado la vida.
—¿Cómo se describiría como persona?
—Me considero una persona muy sencilla y simple, de las que se las ve venir. Por otro lado, me siento valiente. Me enfrento a lo que sea. Si tengo que caerme, lo haré y, después, me levantaré. Y si me hago daño, ya se me pasará.